_
_
_
_

Crisis de confianza entre comunistas y socialistas franceses

El Partido Comunista francés (PCF), ¿desea realmente llegar al poder? Esta es la pregunta que se hace el Partido Socialista, el otro «grande» de la Unión de la Izquierda francesa. A su vez, el PCF inquiere: ¿No consistirá la intención última de los socialistas en gobernar sin los comunistas? Estas dos incógnitas, ahondadas tras el congreso del Partido Socialista en Nantes, han creado una auténtica crisis de confianza entre las dos primeras formaciones de la oposición. Ello no impedirá, sin embargo, que los tres partidos de la Unión continúen actualizando el Programa Común, según aseguró ayer el líder comunista, Georges Marchais, en el momento en que se iniciaba la segunda ronda de negociaciones para la puesta al día del citado programa.Con gran satisfacción para la mayoría gubernamental, días pasados, el PCF decidió dar gran publicidad a sus divergencias con el Partido Socialista. Aunque problemas siempre han existido entre los dos partidos, el reciente congreso de Nantes y, concretamente, el discurso «autoritario» del líder del PS, Francois Mitterrand, fue quien atizó el fuego de la «preocupación» de los comunistas. Tres cuestiones abordadas en dicho discurso han avivado las disensiones entre ambos partidos:

1. El deseo manifestado por el señor Mitterrand de apresurar la actualización del Programa Común, sin cambiar gran cosa. ¿Con qué intenciones?, se pregunta el PCF.

2. Consecuencia de lo anterior, los comunistas sospechan que el PS, en suma, desearía profundizar su programa propio, dejando de lado el firmado por los tres partidos de la Unión. De ser así, opina el PCF, también podría pensarse que el señor Mitterrand no excluye la posibilidad, si la izquierda llega al poder, de gobernar solo, o hacer lo necesario para quedarse «sólo, con Giscard d'Estaing».

3. La intransigencia del líder socialista con la minoría de su partido, el CERES, negándole toda participación en la dirección, ha acentuado la impresión de los comunistas de que el primer secretario del PS está dispuesto «a jugar solo, sin tener mucho en cuenta a sus colegas de la oposición».

Todas las afirmaciones del señor Mitterrand en sentido contrario, incluso considerándose «insultado» cuando los comunistas sospechan que les está «haciendo la cama», para quedarse con la socialdemocracia soñada por el señor Giscard d'Estaing, no han servido de nada, o de muy poco. El señor Marchais, desde hace una semana, multiplica sus intervenciones en público para denunciar al nuevo «hombre providencial, que no necesitamos» y el «espíritu de dominación» del PS, según expresiones del líder comunista que, ayer, reafirmó: «No daremos un cheque en blanco a nadie y no será posible escamotear ninguna cuestión contraria a nuestros intereses». Los comunistas imaginan que los socialistas desearían, sobre todo, soslayar la ampliación de las nacionalizaciones y el problema de la defensa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_