Desde la izquierda
Durante las próximas semanas, sin duda, vamos a estar analizando, desmenuzando, los resultados de las elecciones del 15 de junio. Se sacarán conclusiones sociológicas se elaborarán estrategias. Hoy, sin conocer todavía las Cifras definitivas de la votación, cuya proclamación se ha ido demorando escandalosamente por el Gobierno, puede ya esbozarse u n primer comentario.Desde un punto de vista genérico de izquierda, lo que interesa subrayar es la considerable distancia que separa al PCE del PSOE. Este último se ha convertido, en efecto, no sólo en el principal partido de la izquierda, sino en el primero, con mucho, del país. Su implantación electoral abarca todas las regiones urbanas y rurales, y todas las nacionalidades. Por ello, las orientaciones estratégicas que elaboren los dirigentes del PSOE en los meses próximos van a tener una importancia decisiva.
Una vez más, como en 1931, como en 1936, aunque en circunstancias muy diversas, una grave responsabilidad histórica pesa sobre el Partido Obrero Español. Esperemos que hayan aprendido algo de aquellas derrotas y que sabrá ahuyentar el demonio familiar de la tradición caballerista, explosiva mezcla de reformismo descarado y de maximalismo infantil , que tanto daño ha hecho al movimiento obrero español.
Tal vez sea esa tradición, injertada en el PCE por Carrillo, una de las razones de los errores tácticos cometidos por el Partido Comunista durante todo el período de transición. En política, en efecto, suelen pagarse a un precio bastante elevado los bruscos virajes que conducen de un triunfalismo irrealista a un pragmatismo oportunista. En todo caso, el evidente fracaso electoral del PC, que emergía de varios decenios de clandestinidad con una organización fogueada y enraizada en las masas populares, sin duda el aparato político más fuerte de la oposición, ayudará a los militantes a un esfuerzo de reflexión autónoma. Nunca les viene mal a los partidos obreros que sus militantes se pongan a pensar por cuenta propia.
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