_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una ráfaga de aire puro

La noche del miércoles, en el Manzanares madrileño, pasó una ráfaga de aire puro por el fútbol español. Aunque tenue y quizá ya en el olvido fue todo un motivo de alegría. Gárate tuvo la gran despedida que merecía y a la vez le hizo un favor más a su deporte preferido.El homenaje fue limpio y sincero, emocionante y pleno de cariño hacia el jugador. Era un deportista profesional íntegro que decía adiós y como tal, según la tradición del fútbol, a nadie se engañó para que colaborara en su último sobresueldo. Dentro de su infortunio por un hongo absurdo que le atacó entre un millón, el deporte del balón redondo está montado así. Produce ídolos que se pueden llevar como premio en su jubilación una pensión millonaria de golpe. Suerte para ellos.

Pero Gárate, además, le hizo un último favor al fútbol que sirvió sin protestas y con clase: el espectáculo de un estupendo partido. Sin primas a terceros por medio, sin reticencias sobre el árbitro designado -y en este caso era castellano- un buen número de profesionales se dedicaron simplemente a cumplir con su cometido como saben, y lo hicieron muy bien. Cuando corren tiempos tan difíciles para afirmar que el fútbol es, por encima de todo, un deporte, con todo lo que implica esta palabra, ya es mucho. Demasiado. Sólo Benegas desentonó y fue abroncado.

La noche futbolística del miércoles, sin embargo, fue un espejismo. La triste realidad actual se llama Martínez Laredo, Camus, el empate que «basta» a Rayo y Getafe la honorabilidad en entredicho de los árbitros su integridad física -véase foto- y cualquier otro tema lamentable que salga por ahí. ¿Hasta cuándo? Ingenua pregunta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_