Treinta mil votos gitanos en busca de partido
Treinta mil gitanos madrileños buscan partido. Los programas de las diferentes opciones políticas han olvidado, prácticamente en su totalidad, los temas de las minorías étnicas y, especialmente, la de los gitanos. Existen en este país alrededor de 350.000 gitanos y la mayor comunidad se encuentra en Barcelona.Camelamos naquerar es una obra de teatro en la que los gitanos que quieren hablar exponen a través de la danza y el cante la persecución la discriminación y el olvido a que han sido sometidos en este país a lo largo de la historia. Esa obra, aceptada como símbolo por los gitanos, se convierte ahora, a quince días de las elecciones, en algo más que una puesta es escena. Treinta mil madrileños, gitanos, intentan que algún partido se haga eco de sus problemas y mañana jueves, visitará una comisión de ellos la sede de diferentes partidos, desde Alianza Popular hasta la Organización Revolucionaria de Trabajadores.
Treinta mil votos no valen un escaño y quizá por eso, en la política electoralista seguida por los partidos, se haya olvidado el tema gitano. Dentro de la parcela que las opciones políticas dedican a los barrios madrileños, a los problemas vecinales en sus programas, se hace especial hincapié en temas como educación, sanidad, vivienda y transporte. El 80 % de los gitanos de esta ciudad, quizá más, viven aún en núcleos marginales, especialmente en Vallecas (La Celsa Poblado de la Alegría, Pozo del Tío Raimundo), Pan Bendito, Caño Roto, Vicálvaro, San Fermín y Tetuán. Sus problemas son en parte problemas del resto de la población paya en iguales condiciones Se olvida, sin embargo, que esta población gitana tiene otra serie de reivindicaciones propias en base a sus características culturales y tradicionales.
El programa reivindicatívo que se intenta vender, comienza con un slogan: Los gitanos, un vecino más y se establecen como esenciales a resolver los problemas de vivienda escuelas y trabajo. El paro en este sector de población es alarmante.
Confusión y despiste
En la Asociación para el Desarrollo Gitano se informó ayer a EL PAÍS que la población gitana madrileña está completamente despistada de cara a las próximas elecciones. Sin embargo, se conoce que determinadas organizaciones hacen la guerra por su cuenta. «Sabemos que el Secretariado Gitano hace propaganda para que se vota Alianza Popular y no es de extrañar, porque entre los cargos del Secretariado hay muchos militantes y simpatizantes de AP.» Se sabe también que desde la Asociación para el Desarrollo Gitano se intenta combatir esa propaganda. La diferencia de grupos y entidades que intentan ser portavoces de la realidad gitana puede que contribuya a esa confusión.
No obstante, a pesar de que 30.000 votos es poco para conseguir un escaño, sigue interesando el tema de los votos gitanos. Se ha dicho que votarían en masa lo que recomendara el rey de los gitanos. «Mira, esto es una estupidez, al rey de los gitanos se le considera como algo ornamental», dice la asistente social de La Celsa, uno de los núcleos más importantes de chabolismo gitano. «Intentamos que se decidan por una opción democrática, sin influir con grupos de siglas específicas, animándoles a que voten a quien mejor pueda representar sus intereses.»
-Pero esa recomendación no incluye a Alianza Popular.
-Bueno, tampoco creo que los gitanos quieran votar a Alianza Popular. Ellos, por iniciativa propia, descartan la posibilidad de votar a los rojos. Quizá se decidan por una opción de centro, de democracia cristiana o de socialdemocracia, tampoco, como te dije antes, querrán votar a un partido que representa toda la política de cuarenta años muy difíciles para ellos.
-De estos 30.000 gitanos habrá que descartar a los que no estén censados.
-Esa es otra de las equivocaciones habituales, creer que los gitanos no están censados cuando sí lo están.
A quien no votarían, seguro, será a ese demencial PRD (Partido Racista Democrático), que propugna la expulsión de los gitanos del territorio nacional, en la más pura línea discriminatoria de pragmáticas y decretos dictados por las aulas jerárquicas de este país en los últimos siglos.
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