Plaza partida
Hoy domingo, como se sabe, sólo se juega un partido de los cuartos de final de la Copa el Athletic de Bilbao-Sevilla, porque tres cuartos de la ronda eliminatoria se jugaron ayer en tres frentes, el Español-Celta, el Betis-Hércules y el Zaragoza-Salamanca. Naturalmente, el partido de Bilbao es el mejor de Copa hoy, por las mismas razones por las que decimos que Televisión Española es la mejor, es decir. por el artículo 29. Pero, aparte de esta circunstancia, también uno lo elegiría como el mejor, ya que se enfrentan dos equipos que por la suma de sus puntos en la Primera División ya liquidada (excepto el encuentro Real Sociedad-Sevilla, que es el que decidirá el pase de los sevillanos al puesto octavo, retrasando el Real Madrid todavía uno más abajo) alcanzan un total mayor que la suma de los puntos de cada pareja de los demás equipos, aun dejando al Sevilla con su puntuación actual.No es que el Athletic de Bilbao-Sevilla sea eso que se llama una final anticipada, pero sí el más fuerte partido de los cuatro que la Copa ofrece a estas alturas'y no sería raro que el ganador fuese el campeón. Si aquí se apostase como en Inglaterra. los bookmakers admitirían apuestas a favor del Athletic con cotización de tres a uno y en relación con las posibilidades del Celta o del Zaragoza, la cosa se pondría en un cuarenta a uno. Y en este tipo de apuestas no se tiene en cuenta la tradición de que el equipo bilbaíno es el que más veces ha ganado la Copa que comenzó siendo del rey don Alfonso XIII, y hoy lo es de su nieto Juan Carlos I, con los intermedios ya sabidos. Sí contarían con la ventaja real de que de todos los equipos de la Primera División, el Athletic, con la Real Sociedad -pero ésta no cuenta- son los únicos clubs que no pueden encoger en la Copa contando en esta competición con todos sus efectivos. Esto quiere decir, por lo pronto, que el Sevilla no podrá contar con Scotta, que ha sido su máximo realizador de la Liga y quedará reducido, y más en el primer partido de San Mamés, a la defensiva, tal y como hizo en Madrid, ante el campeón de Liga.
En la Copa, por lo demás, y para lo que queda de ella, estalla la moda sabatina que de la Copa se trasladará a los partidos veraniegos de agosto y a las primeras jornadas de la Liga. Cuando de cuatro cuartos de final, tres se desarrollan en sábado, no hacen sitio contribuir a la sensación de competición que se desarrolla a la deshilada y atomiza en cien flecos su interés desde que comienza a jugarse. La Copa se disputa en España en cómodos plazos y cada uno de sus partidos es como la pieza de un puzzle, que no hay modo de relacionar con el de más allá. Los clubs, o sea, la Federación Nacional, se ponen cómodos y en mangas de camisa, para la Copa y sólo recobran la seriedad en las semifinales o en la f inal, porque entonces recobra fugacísimamente la cohesión y la concentración que le falta desde que se comienza metida como en el cuarto trastero de la Liga. Aún parece que es un milagro que exista hoy un partido de Copa en Bilbao, el único y el mejor, en una pieza.
Interés mucho más ancho despiertan los partidos de Liga de hoy, porque la Liga no termina cuando termina la Primera División y, sobre todo, uno que sobre ser la enésima reproducción de una viejísima rivalidad futbolística asturiana, el Oviedo-Spórting, tiene un carácter decisivo por muchos de sus costados para el ascenso a la Primera División. Para mantener sus posibilidades incólumes, el Oviedo debe ganar, mientras que con un sólo punto logrado en Buenavista, el Spórting de Gijón ya está en la Primera. Este, este es el partido, que con el Athletic de Bilbao-Sevilla se dividen la atención futbolística de este domingo, aún sin olvidar que el Rayo en Barcelona, ante el San Andrés, y el Cádiz en Madrid ante el Getafe, juegan una buena baza de sus posibilidades de ascenso, pero algunas de ellas también sejugarán en Oviedo por medio del Spórting.
La jornada futbolística de hoy está, pues, bifurcada entre la Copa y la Liga, como en las litografías goyescas de las corridas de toros a plaza partida por el diámetro. Hasta cuando está cercano, ya, el gori-gori de la temporada y los balones están hartos de rodar a patadas y hasta de besar las mallas con las bendiciones del árbitro, la Liga no le deja a la Copa torear sola en la plaza, aunque sea en los sábados, sabadetes, que se educa y estructura para andar a sus anchas y en cubrecorsé.
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