Encuestas en cuestión
En el periódico de su dirección, del martes 10 de mayo, se insertan los resultados de un sondeo realizado por la empresa Sofemasa para ese diario. En la medida en que este tipo de sondeos pueden tener una indudable repercusión sobre la formación de la opción pública que, en concreto, sobre la conformación de la decisión de voto (los llamados efectos «bandwagon» y «underdog» estudiados por los sociólogos americanos), interesa poner de manifiesto lo siguiente 1. Concedemos a la empresa autora del estudio el beneficio de la duda respecto del diseño muestral y selección de las unidades, ya que los datos que se mencionan no pasan de ser una muy somera descripción del proceso técnico.
2. Pensamos en consecuencia que los errores y sesgos han debido deslizarse en la estructura del cuestionario o en el trabajo de campo. De otro modo resulta rigurosamente inexplicable el tenor de los resultados,
3. ¿Puede creerse en la seriedad de un trabajo en el que se dice que un 21 % de los consultados a nivel nacional conocen a Sabino Arana, un 20% a Javier A. Dorronsoro, un 15% a Nazario Aguado, y un 16% a Alejandro Rojas Marcos (con todo respeto, naturalmente, a dichas personas)? ¿Puede creerse que un 70% del electorado conozca a la Federación Demócrata Cristiana, un 59% a las opciones electorales de la extrema izquierda, un 80% a la coalición PSP-FPS, e incluso un 83% a la Unión de Centro Democrático? ¿Puede creerse que solo un 28,7% del electorado está aún indeciso sobre su opción electoral? ¿Es serio que únicamente un. 4,5 % de los electores se decanten por Alianza Popular y un 1,0% (o un 1,4% según se lea uno u otro de los gráficos) opten por la única opción democristiana en presencia?
Sinceramente, ante la desorientación que pueden producir este tipo de informaciones, parece necesario que los responsables expliciten el proceso que ha llevado a estos resultados.
