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Un artefacto explosivo destruye parte del Centro Cultural de los Estados Unidos en Madrid

Cinco tabiques derruidos, la tercera parte de las peliculas de la filmoteca del centro afectadas, un almacén de libros destrozado y el sistema de acondicionamiento de aire seriamente dañado son algunas de las pérdidas sufridas por el Centro Cultural de Estados Unidos, tras el atentado sufrido ayer. Los daños se han evaluado en varios millones de pesetas.

Sólo dos personas, el vigilante del centro y el conserje del inmueble resultaron heridos de poca consideración.Según nos manifestó Ronald Taubitz, director del programa de inglés y encargado de las clases en el centro, el artefacto, del que se desconoce por el momento sus características, debió de ser colocado entre las 7.30 y las diez de la noche, ya que durante esas horas, clases continuas de inglés y la proyección de una película, permitieron a los autores del atentado operar con tranquilidad.

Según los efectos producidos, la carga, unos 750 gramos, que debió de conectarse a un mecanismo de relojería, se colocó debajo de una máquina de refrescoi que estaba a la puerta de una sala de profesores.

Conocían el centro cultural

«Nadie vio nada extraño durante la tarde. A pesar de la existencia de un guarda que vigila permanentemente en la puerta y que en algunos casos revisa paquetes y bolsas los autores actuaron como si conocieran el centro y los horarios que sigue»-, manifestaron por su parte, algunos empleados del centro americano.Minutos antes de las cuatro de la mañana una fuerte explosión alarmó a los vecinos de la finca. Numerosos cristales salieron despedidos, en tanto algunas cañerías centrales del agua comenzaban a inundar los sótanos del inmueble. Avisada la policía y los bomberos se comenzaron los primeros trabajos de extracción de agua y cascotes, en tanto un equipo de especialistas en explosivos examinaban un boquete de unos setenta centímetros de diámetro, dejado en el suelo del primer sótano por efecto del explosivo usado.

La proximidad de la cámara de aire acondicionado hizo que la onda expansiva se comunicara a través de los tubos de conducción a otras zonas del edificio. En algunos tramos los ensamblajes saltaron, motivo por el que numerosos paneles del techo resultaron destrozados.

Los GRAPO reivindican el atentado

Minutos antes de las diez de la mañana, una voz de hombre, de edad madura, comunicó telefónicamente a EL PAIS el siguiente mensaje: «Reivindicamos la destrucción de la biblioteca yanki situada en la calle de Arapiles. Hemos elegido este objetivo por ser uno de los instrumentos de opresión ideológica que el imperialismo Yanki lleva a cabo contra el pueblo español. GRAPO.»Horas después, a la una de la tarde, una segunda llamada a Informaciones reiteró la reivindicación sobre el atentado. Por el momento no existen suficientes pruebas de que las llamadas sean auténticas.

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