Los banqueros, en contra de los circuitos privilegiados de crédito
Por número y por rigor argumental, los partidarios de la liberalización de tipos de interés en las operaciones bancarias superaron a los partidarios del no ahora en la sesión que, sobre este tema, convocó la Asociación para el Progreso de la Dirección ayer tarde. Rafael Termes (B. Popular), Alberto Oliart (Hispano), Jaime Carvajal (Urquijo) y Joaquín López Ayuso (Atlántico), defendieron el «sí, incluso ahora», frente a Dositeo Barreiro (Banesto) y Ricardo Tejero (Central). Miguel Allúe (Confederación de Cajas de Ahorro), defendió básicamente la vieja reivindicación de las Cajas de mayor margen de libertad en su actuación, dentro del cual cabe la libertad de tipos de interés debidamente arbitrada y establecida.
Los partidarios del «no ahora», que básicamente estuvieron representados por el primer ponente, Dositeo Barreiro, insistieron en el argumento de que la liberalización de los tipos de interés suponía encarecimiento de los activos y pasivos. Estos no alcanzarían nunca un nivel suficiente para estimular por sí al ahorro, y aquéllos dificultarían la inversión y crearían más dificultades a las empresas. Señalaron, eso sí, su fe en la libertad y su deseo de la misma. En la intervención indicaron también que a pesar de que se habían destacado las discrepancias de la banca sobre este tema hay muchos elementos comunes y lo que separa es más el cuándo de la reforma que el cómo. Rafael Termes, aportó la argumentación más rigurosa en favor de la liberalización, apuntando razones conceptuales, pragmáticas y de coyuntura económica. Conceptuales, en tanto que la defensa y la práctica de la libre empresa y la creencia en el mercado impone el establecimiento de la libertad de tipos de interés. «Si se fija al margen del mercado la cantidad del dinero y el precio de éste -dijo- aparece inmediatamente el mercado negro. La política monetaria fija un objetivo de crecimiento de las disponibilidades líquidas, lo que requiere que el precio de las mismas, el interés, quede al libre juego del mercado.» La ausencia de esta libertad hasta ahora explica que, en aplicación de la inexorable ley del mercado, se hayan producido vulneraciones de los tipos legales (extratipos).Pragmáticas, ya que no se puede ir contra la realidad. En este sentido apuntó un dato curioso referido a la práctica reciente de algunos bancos de contabilizar y tributar por los intereses, que realmente se pagan por razones de ética y transparencia.
De coyuntura económica, en el sentido de que un encarecimiento del crédito, si es que se llega a producir, puede ser deseable en cierta medida para una mayor economicidad en la selección de la inversión.
Rafael Termes hizo dos recomendaciones al Gobierno. La primera, que se pase del sistema de tipos obligatorios al de tipos recomendados.
La segunda fue que se adoptaran, al tiempo que la libertad, medidas que supongan la supresión de los circuitos privilegiados de crédito. En este punto su intervención fue especialmente suscrita por todos los ponentes. Señaló que la liberación no es incompatible con el coeficiente de caja, aunque exige la supresión de los circuitos especiales y en lo referido a la banca de los coeficientes de fondos públicos y de inversiones obligatorias. «El coeficiente de fondos públicos -dijo- es el paradigma de construcción artificiosa inútil y costosa...» «El crédito, tanto oficial como privado, no puede tener más precio que el del mercado...» «Los sectores que por razones de interés nacional necesiten financiación barata deben ser subvencionados con cargo a los presupuestos, discutidos y aprobados en Cortes y no con circuitos privilegiados.»
Alberto Oliart señaló que la liberación en sí es neutra y no tiene repercusión sobre precio. Dijo que su establecimiento es inevitable, al tiempo que urgente. Reclamó un período de adaptación que puede ser de dos o tres años, al tiempo que indicó que debe encuadrarse dentro de un plan financiero de reforma.
Jaime Carvajal señaló que la libertad debe aplicarse a todo el sistema financiero en su conjunto. En este punto se refería a la banca privada, cajas de ahorro (a las que hay que revisar los activos), banca oficial (que debe replantear el coste de su dinero) y mercado de obligaciones (que debe contar con un mercado primario en el que participen particulares y desarrollar un mercado secundario).
Ricardo Tejero planteó la posición del Banco Central a favor de la reforma del sistema financiero y de la libertad, aunque no en este momento.
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