La musa de Alianza
Alianza Popular, que está en todo, ya tiene incluso una musa de carne y hueso, no rubeniana ni rubensiana, como sería quizá de desear, sino una musa técnica de Información del Estado, que es Carmen Llorca.
Ya me parecía a mí que los de Alianza estaban descuidando el cherchez la femme, que es como lo dice Rafael Conte. Tienen un torero, Paco Camino, tienen una hidra marxista domesticada para el zoo del Opus en la Casa de Campo, que es la que pasea Ruiz-Gallardón, y tienen un caricaturista que les ha sacado a todos vestidos de luces por la tele, según dibujos que colecciona Moncho del Corral. Pero les faltaba esa mujer que hay siempre detrás de los grandes hombres. Claro que ella es una y ellos son siete, pero como tampoco son tan grandes, a lo mejor hasta. Carmen Llorca es ya la Madame Curie de estos inventores de la nueva España arcaica, y está entre los cien españoles para la democracia y no sé si entre los cuarenta principales de Radio Madrid. Ayer se me quejaba Lola Rodríguez de Aragón de lo abandonado que está el bell canto en España, pero yo creo que una soprano política ya, tenemos: doña Carmen Llorca, que dio sus mejores recitales democrataorgánicos en el Ateneo, cuando José María de Cossío se fue a Tudanca a ver llover, Cela dijo que no presidía un Ateneo con muertos ni por quinientas mil de vellón y Ricardo de la Cierva encontró a Carmen Llorca para que pusiese un televisor en la cacharrería del Ateneo, que fue lo primero que hizo.
Carmen Llorca, alcoyana, con tanta moral franquista como su equipo, viene de los felices veinte, como una Betty Boo doctorada en Historia. Al desaparecer el Movimiento- Organización ha cesado automáticamente como delegada nacional de Cultura de la cosa, porque una señora que metió la voz telegénica de Pedro Macía entre las voces y los ecos siempre audibles de Unamuno, Valle y otros hablistas inolvidables, es una señora que le puede dar grandes meneos a la cultura.
La reforma ya tenía una musa, que es Carmen Díez de Rivera. La Oposición también tiene su musa, que está en Moscú haciendo las maletas, y hasta Fuerza Nueva tiene su musa, la más rubeniana de todas, que, al fin y al cabo, los retóridos de la Falange venían del modernismo: Carmen Apolo, la que decora el camerino como si fuera un cuarto de banderas.
Pero a los siete de Alianza les faltaba el número ocho, y ya tienen a Carmen Llorca, que es soltera, candidato al Senado por Alicante y liberal por autodefinición. A mí me llevó una vez Castillo Puche (que ahora saca un nuevo e interesante libro) a dar una conferencia al Ateneo, siendo esta señora presidenta. Yo fui con gripe y una bufanda roja a hablar del humor español contemporáneo. Me tomé un café con suizo en la cacharrería, antes de empezar, y cuando estaba mojando entró doña Carmen a decir que ella no podía quedarse a oirme.
Bueno, pues ahora me va a oír.
Los viejos socios azañistas y los jóvenes ateneístas de barba y descontento no creían que aquella señora que les había metido un televisor en la cacharrería fuese enconadamente liberal, porque el televisor es un búnker que habla y ellos preferían pararse a distinguir, como Machado, las voces de los ecos y, sobre todo, el eco de las voces -Azaña, Besteiro, Unamuno- que en aquella cacharrería hablaron de España, de la libertad, de la justicia, de la revolución y de la Chelito.
Si la Chelito fue la musa del 98, Carmen Llorca puede ser la Chelito de Alianza Popular, con la ventaja de que no tiene pulgas. Cuando Paco Camino mate su primer toro integrista, que será un toro de Guisando, tras el éxito electoral de Alianza, ya se lo puede brindar a un técnico de Información del Estado con mantilla y peineta: Carmen Llorca.
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