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Entrevista:

"El plan Barre no resolverá ni el paro ni la inflación: servirá a los patronos"

EL PAIS: La CFDT, sindicato socialista autogestionario, ¿qué actitud adoptaría en caso de victoria de la Unión de la Izquierda en las próximas legislativas?E.M.: Si así fuese, negociaríamos con el gobierno de izquierdas y realizaríamos una acción sindical convergente (no confundida) con el programa de gobierno, para limitar el poder patronal y progresar hacia el socialismo.

EL PAIS: ¿Puede deducirse que condena usted lo que ha dado en llamarse el «sindicato-correa de transmisión»?

E.M.: Totalmente. Eso es una desviación leninista que se injertó en una parte de la función sindical tradicional.

EL PAIS: ¿Cree usted que va a ganar la izquierda en las elecciones legislativas?

E.M.: Sí, creo que ganará. Pero también temo el rechazo de la alternancia proclamada por los líderes de la derecha.

EL PAIS: ¿De qué forma se manifestaría ese rechazo?

E.M.: Creando un clima de miedo, a base de provocaciones diversas: fuga de capitales, disturbios, incidentes ciudadanos serios...

EL PAIS: ¿Cuál es su opinión sobre el sindicato único?

E.M.: Todo militante desea un sindicato único, al menos en Francia. Pero la historia, en lo que va de siglo, ha demostrado que las experiencias realizadas nunca duraron más de tres años. Después, siempre, fue la catástrofe. Por ello, paTa conseguir la solidez de un sindicato único sería menester, primero, un acuerdo de fondo sobre la concepción de¡ papel que debe jugar el sindicato y, en segundo lugar, un acuerdo fundamental también sobre el tipo de socialismo que desea promoverse. En Francia, con frecuencia, cuando la CGT y la CFDT se han unido, han hecho progresos hacia esa solución común.

EL PAIS: ¿Qué diferencias existen entre las dos grandes centrales francesas, la CGT,comunista, y la CFDT socialista autogestionaria que usted dirige?

E.M.: En primer lugar hay que resaltar nuestra autonomía: la CGT ha aceptado el «programa común». La CGT cree en un partido-guía y la CFDT estima que el partido y el sindicato son dos fuerzas iguales. Nosotros luchamos por un socialismo autogestionario, pero no creemos en una teoría científica de la revolución: esto es peligroso porque da mucha importancia a los teóricos y menos a los trabajadores en la lucha por el cambio de sociedad.

En fin, la CGT es partidaria de un socialismo dirigido desde lo «alto» y con participación de la base. Y la CFDT desea un socialismo que nace en la base y está animado y conducido por lo «alto».

Perjuicio contra los inmigrantes

EL PAIS: ¿Qué sentido tiene para usted un sindicato de derechas?E.M.: En Francia, al menos, no tiene sentido. En cierto modo, la central que ya cité, «Fuerza Obrera», tiene comportamientos de derechas: es la reacción desesperada de anticomunistas que desearían cambiar la sociedad sin los comunistas. Pero, en la realidad, son utilizados por el poder.

EL PAIS: El primer ministro, Raymond Barre, acaba de hacer público su «plan-bis» de acción económica para superar la crisis: ¿qué análisis merecen para usted estas medidas, que son la continuación del discutido «plan-Barre» lanzado en septiembre del año pasado?

E.M.: El "plan-Barre" inicial no resolverá ni el paro ni la inflación, porque le faltan medidas estructurales. Sin embargo, servirá para darle a la patronal los medios de estructurar la economia, modernizando los sectores válidos y productivos y abandonando en manos de los extranjeros los sectores no válidos. Por lo que se refiere al llamado «plan-bis» mantiene la misma línea, pero aceptando una dosis de inflación para preparar las elecciones legislativas, así dará algunas, satisfacciones a categorías sociales que aún pueden votar por la derecha. Pienso que la víctima del plan-Barre va a ser la inmigración, los obreros extranjeros son quienes van a pagar lo que Barre les va a dar a los otros, y por añadidura, además de invitarles a volver a sus países, mediante una prima, se incitará a la patronal a que les licencie con preferencia.

EL PAIS: Desde su puesto, y desde Francia, ¿cómo ve usted la evolución política española y, sindicalmente, cómo piensa que van a desarrollarse las cosas?

E.M.: No tengo los elementos suficientes para analizar el proceso político en curso. A nivel sindical, si se observa la historia común obrera, pienso que ahora es el momento histórico o no lo será nunca, por un lado, para conseguir afiliados y, por otro, para superar el espíritu de capilla. Quiero decir con esto que, ciertamente, van a subsistir ciertas clasificaciones fundamentales, pero todos los que se reclaman partidarios del sindicalismo autogestionario no deben fallar en esta ocasión histórica para unirse.

EL PAIS: ¿A qué sindicatos españoles se siente más afín la CFDT?

E.M.: Sin duda alguna, a la UGT y a USO.

EL PAIS: Para terminar, señor Maire, ¿cómo contempla usted el fenómeno eurocomunista?

E.M.: El gran progreso de los partidos que integran el eurocomunismo consiste en la crítica, que hacen de los regímenes de los países comunistas del Este europeo, sobre las libertades y su voluntad de independencia. Y, a mi modo de ver, su gran limitación es la siguiente: mantienen casi íntegra la doctrina del partido-guía, de partido de la clase obrera, de centralismo democrático. En consecuencia, existe una contradicción entre ciertos aspectos de la práctica y el mantenimiento de la teoría.

¿Cuál será su evolución? Personalmente, mi esperanza se apoya en que estos partidos comunistas no tienen un proyecto de socialismo. Y en la izquierda, no hay más que un proyecto: la autogestión. Nuestra esperanza es que evolucionen en tal sentido.

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