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La falta de control en la gestión, causa principal de la baja rentabilidad

Los trabajadores (y a su vez pequeños accionistas) de Telefónica, afiliados a Comisiones Obreras, denunciaron, con motivo de la junta general de accionistas celebrada ayer, las causas que, a su juicio, condicionan la baja rentabilidad de la Compañía.En un informe elaborado por la comisión de estudios de la central sindical, los trabajadores se proponen desmitificar las matildes y exponer las condiciones a que está sometida la inversión de los 600.000 pequeños accionistas de la compañía. Para estos empleados, la causa principal de que las acciones de Telefónica se coticen actualmente muy por debajo del valor pagado para su adquisición, estriba en la falta de control de la gestión, financiera realizada por un consejo de administración que representa (aparte de la delegación del Gobierno personificada por el ex ministro de Información, León Herrera) a la gran banca privada. Banco Hispano Americano, Banesto y Banco de Bilbao, representados en el consejo de administración por los vicepresidentes Epifanio Ridruejo, Luis de Usera y Gervasio Collar, tienen, junto con el Urquijo, algo más del 4% de las acciones. La representatividad de los restantes 600.000 pequeños accionistas está, pues, más que cuestionada a la vista de la composición del consejo.

Por otra parte, el informe señala también la gigantesca inversión de recursos que Telefónica realiza cada año sin ningún tipo de control por parte de los, mayoritariamente hablando, principales interesados: sus 53.400 empleados, los pequeños accionistas y los usuarios. Ninguno de estos tres estamentos controla la rentabilidad de esa inversión, su eficacia social, si presta un servicio telefónico mejor y más extenso, o si hay o no honestidad en la gestión.

Los trabajadores acusan, además, la falta de planificación financiera de la Compañía. Mient ras a finales de 1975 se contabilizaban 785.809 peticiones pendientes, reconociendo la propia Compañía en la memoria de ese mismo año, un período medio de espera en la colocación del teléfono de doce meses, existían en esa misma fecha 659.099 líneas automáticas vacantes; es decir, 100.000 millones de pesetas inactivos. Según las citadas fuentes, esta descabellada gestión responde a unos intereses de rentabilidad a largo plazo. Es decir, los cuatro bancos antes citados, que a su vez controlan Standard Eléctrica, asociada a la multinacional ITT, proveedora del 75 % del material utilizado por Telefónica, quieren asegurarse la continuidad del suministro por parte de la Standard, aun después de que, tras las elecciones, el consejo de administración se democratizase.

En este sentido, cabe destacar que, precisamente por existir un contrato entre la CTNE y la Standard, mediante el que la Telefónica está obligada a abastecerse de los productos dé la mencionada multinacional, se producen algunas exageraciones en los precios que, en caso de no verse abastecida de esa forma por Standard, se ahorrarían considerables cantidades de dinero cada año. Respecto a la calidad de los servicios, hay que señalar que en 1976 se desmontaron 216.405 líneas ya instaladas (aproximadamente un 39% de las totales) por estar anticuadas, operación que representó un coste total por línea de 142.052 pesetas. Sin embargo, si estas cifras son comparadas con las de Inglaterra, por ejemplo, se observa que la inversión bruta por cada nueva línea de servicio fue un 42,35% más barata que en España.

El endeudamiento de Telefónica es, por otro lado, cada vez mayor. En 1966, el 57% de las fuentes de financiación eran recursos propios y el 43 % ajenos; en 1976 los recursos propios descendieron al 48% y los ajenos ascendieron al 52%. Siguiendo esta evolución, el endeudamiento alcanzará para este año, los 226.849 millones de pesetas.

Por todo ello, y teniendo en cuenta que para los autores del informe el control por parte de la mayoría de los accionistas en la gestión económica dé la empresa es necesario, Comisiones Obreras va a iniciar una campaña destinada a conseguir la unión de los pequeños accionistas, usuarios y trabajadores, con vistas a intervenir de manera decisiva en dicha gestión.

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