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Intento para acelerar la reforma de la Seguridad Social

Con excesivo apresuramiento y escasa claridad -a decir de los técnicos-, el subsecretario de la Seguridad Social (SS), Victoriano Anguera, se propone iniciar su reforma de la SS, a tiempo para considerar su posible presentación como candidato al Congreso por Baleares, encabezando la lista de Alianza Popular.

Tal y como expresara en la presentación del libro blanco, los criterios reformistas del subsecretario arrancan de un replanteamiento de los órganos de gestión de la Seguridad Social, reduciéndolos a uno solo con cuatro bloques funcionales de actuación -véase EL PAIS del 6 de abril-; esto afectaría, especialmente, al Instituto Nacional de Previsión y a las Mutualidades Laborales. Da da la estructura actual de estos dos organismos y las circunstan cias por las que atraviesa la re forma sindical, la aplicación de la filosofía reformista parece muy problemática.Actualmente, nadie conoce la, suerte que pueden correr los 8.000 representantes del sindicalismo vertical, integrados en los órganos de gobierno de las setenta y pico Mutualidades existentes y que, a pesar de que su mandato lebal concluyó en noviembre del pasado año, vieron prorrogada de facto su presencia en estos órganos. También constituye una incógnita el futuro de los directores de las Mutualidades -80.000 pesetas mensuales de retribución-, aunque el señor Anguera, que ha seguido designando para tales puestos a políticos de servicios reconocidos, parece les garantizó recientemente un puesto.

Fuentes de las propias Mutualidades Laborales afirman desconocer el modo cómo pueda establecerse la representación laboral en los órganos de gestión que en el futuro puedan arbitrarse. Atendiendo al Derecho Comparado, las posibilidades abarcan desde la elección directa hasta un sistema de representatividad de las centrales, en función del número de afiliados. Si la primera hipótesis no parece aplicable en el caso español, al no cubrir la totalidad de la población la acción de la SS, el escaso número de afiliados a las centrales no aconseja el segundo ejemplo. Existe la posibilidad -peligrosa para algunos- de que este control se encomendara al futuro Consejo de Economía Nacional reconstituido, para el que se procuran periódicamente ocupaciones.

Aunque a los funcionarios de los distintos organismos se les ha sarantizado su continuidad profesional, son muchos los que se muestran disconformes con el proyecto reformista del subsecretario señor Anguera e insisten en que el primer paso debe ser ampliar la participación del Estado en la financiación de los presupuestos de la SS, que actualmente sólo cubre un 4 % real de lo presupuestado; con la particularidad de que los trabajadores sufragan los presupuestos de las Universidades Laborales -ámbito educativo- y favorecen el sostenimiento de las estrueturas funcionariales del propio Ministerio de Trabajo. Ello, sin acudir a la ruinosa rentabilidad de las inversiones realizadas en el curso de la vigencia del antiguo sistema financiero de las Mutualidades

Otro tema controvertido, obviado en los propósitos reformistas, son las Mutuas Patronales, tras las que se adivinan los intereses de compañías mercantiles de seguros. Según la ley de 1963 que las autoriza, las Mutuas deben ingresar el 80 % de sus beneficios en el Fondo de Prevención de Accidentes del Ministerio de Trabajo, dedicando el 20 % restante a bonificar las primas de las empresas encuadradas. La mayoría de ellas no declaran tales beneficios, lo que contrasta con el saldo positivo de las Mutualidades, que absorben aquellas empresas de más alto grado de peligrosidad.

Por otra parte, parece que los retoques efectuados al libro blanco, por un reducido grupo de colaboradores del subsecretario, alterando lo remitido por el Instituto de Estudios Laborales, ha causado profundo disgusto en dicho organismo, aunque sus responsables hayan declinado, por el momento, manifestarlo oficialmente. Todo ello no hace sino patentizar la autoridad del señor Anguera en el proyecto reformista de la SS, y en la elaboración de otros estudios, cuya publicación pudiera ser inminente.

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