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La "urgencia" del Ayuntamiento

El plan de urgencia de barriadas y el, crédito de los 5.000 millones que el Ayuntamiento obtuvo del Banco de Crédito Local son los temas clave que en estos momentos acaparan la atención de las asociaciones de vecinos y de los ciudadanos de Madrid, en general, que viven, en la periferia o en barrios degradados como ha dado en llamarlos el informe previo del Ayuntamiento.La Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos ha presentado hace unos días el boceto de lo que en su día será el plan de urgencia con las cantidades a invertir y obras a realizar en quince distri tos madrileños. Esta actuación,de la FPAV es consecuencia de la postura adoptada por el Ayuntamiento madrileño por mantener en la sombra esa explicación que, desde un primer momento, debería haberse dado a los vecinos. Tanto la Federación como las asociaciones han solicitado en numerosas ocasiones que se facilitara información, y que se contara con ellos a la hora de hacer un estudio en profundidad de las necesidades de los barrios, de los que ellos, evidentemente, son los principales conocedores.

Es lógico que el equipo Arespacochaga, que amenazó con dimitir si el crédito no se concedía, haya querido mantener en secreto, esa baza que supone esparcir casi 5.000 millones en la periferia madrileña. Hablar a estas alturas de las aspiraciones políticas de Juan de Arespacochaga, de cara a las elecciones generales y municipales, es olvidar que el Plan de Urgencia Municipal es el último eslabón, quizá el definitivo, para la actual Corporación municipal que ha tratado por todos los medios de socializar una gestión que durante los últimos tiempos se ha llevado en esta ciudad a golpe de personalismos. La gestión de Juan de Arespacochaga, al margen de sus posibles intereses políticos, ha estado llena de una aparente buena voluntad. En cierta ocasión se tachó su labor de eficacista, calificativo con el que los vecinos demostraban su falta de fe en las promesas, de Juan de Arespacochaga y los delegados municipales qué durante este tiempo han arropado su labor, especialmente Antonio Cortina.

No es hora de justificar o condenar una labor municipal que, por primera vez, se ha asomado a los barrios, mitad motu proprio, mitad a instancias de las exigencias vecinales cada día más fuertes. Pero la táctica municipal de dilatar. el período necesario para facilitar a los vecinos la información suficiente sobre la base de actuación de cara al plan de barriadas no favorece en nada. la situación, máxime cuando las esperanzas de los vecinos, de verse protagonistas del reparto de esta millonada se esfuman poco a poco. La consecuencia inicial, el recelo, pueden ser la antesala de planes paralelos, boicots o indiferencia, que a la larga pueden suponer rémoras y problemas a un plan llamado de urgencia.La misma urgencia debe aplicarse a su puesta en conocimiento, a todos los niveles, de los beneficiarios, es decir, de los vecinos de Madrid.

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