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Los empresarios, de acuerdo con la transparencia informativa para solventar la crisis

Hay que romper la desconfianza en las relaciones empresariales. La transparencia informativa es condición inexcusable en un país democrático que quiera solventar una crisis como la que actualmente afecta a España. Este criterio puede considerarse como resumen de la primera ponencia de las Jornadas de Información Económica que se celebran en Bilbao organizadas por el Instituto de Estudios Bancarios y Bursátiles y patrocinadas por el Banco de Bilbao y la Agrupación de Periodistas de Información Económica.

La información y transparencia empresarial aparecen como un instrumento clave para evitar tensiones irreparables y eliminar campos abonados para la demagogia de aprendices de libres sindicales y políticos. Sólo con información y transparencia se podrá impedir que de la institucionalización de la participación se pase a la del conflicto. En estos términos se manifestaron la mayor parte de los ponentes que actuaron en esta jornada.Fernando Suárez, ex ministro de Trabajo, moderó la sesión y señaló al final de la misma que de su experiencia en el Ministerio de Trabajo aprendió que es preciso confiar en los trabajadores. «Fue para mí significativo -dijo- ver jurados aguerridos que carecían de información sobre la situación de sus empresas o sectores y que una vez que dispusieron de ella modificaron sus criterios.» El señor Suárez se refería al sector naval.

Agustín Rodríguez Sahagún insistió en la necesidad de que los empresarios transmitan a sus trabajadores datos sólidos y solventes sobre lo que es la empresa, lo que pasa en ella y los objetivos por los que actúa. Sólo aquellos aspectos confidenciales que afecten a temas que necesariamente deben ser secretos (tecnología, costes unitarios, etcétera) deben ser ocultados. Señaló también que el esfuerzo que se haga de transparencia de informaciónen el momento de crisis debe mantenerse luego en la etapa de prosperidad.

Pablo Sela, que habló de los empresarios y la información económica de la Administración, hizo una crítica muy severa de ésta y de sus relaciones con la empresa. Dirigismo, burocratización, incomodidad y descoordinación fueron los calificativos usados por el ponente Rafael Acosta, ex director del Instituto de Estudios Fiscales y en estos momentos adjunto a la presidencia del Banco de Bilbao, replicó al señor Sela para decir que en muchas ocasiones la Administración ha contado con el empresariado, que los datos que le ha reclamado han sido en muchas ocasiones útiles a la empresa y que la elaboración de los presupuestos -quizá con la excepción del actual- ha mostrado un constante avance.

Luis Olarra, que habló de la información económica a través de las organizaciones de empresarios, señaló que la democracia es un nuevo estilo de vida que impone unas coordenadas distintas a las que habla hasta ahora. Más adelante previno contra intentos de hacer tabla rasa de lo conseguido hasta ahora. Defendió el modelo de economía social de mercado y señaló que la empresa en la sociedad democrática de la España que empieza tiene que operar con un marco político en el que la democracia sea operante mediante la economía de mercado y la planificación típica de las naciones occidentales, con un modelo económico en el que se instauren reformas profundas fscales, arancelarias, industriales, etcétera. Dentro de estos postulados, el tema de la infor mación, en su opinión, tiene que jugar un papel importante a pesar de la inercia de tantos años de intereses creados y reminiscencias de privilegios y feudalismo económico.

La claridad informativa, la obligación frente a la opinión pública, los accionistas, los trabajadores, los consumidores, impiden multitud de prácticas viciosas como la doble contabilidad, el fraude fiscal, la ineficiencia y otras posiciones dominantes. Tales vicios son incompatibles con una información clara, veraz y periódica.

En este sentido -dijo Luis Olarra-, los empresarios tenemos que unirnos en una patronal fuerte y representativa para defender los intereses de

Jaime Sanz habló de los profesionales de la información económica y las organizaciones de empresarios en términos duros para la actuación de los empresarios en los últimos años. Entre otras cosas, dijo: «En los últimos cuarenta años, con una prensa maniatada y sumisa, una masa laboral sin voz ni fuerza para unirse y sin capacidad reivindicativa y con un sector consumidor disperso y desorientado, el empresario español ha actuado sin el necesario contrapeso para el contraste de decisiones. La racionalización de planteamientos y el más justo reparto de resultados.» Más adelante séñaló que el empresario español ha sido excesivamente acomodaticio; se limitó mientras pudo a aprovechar circunstancias favorables, aceptando una economía superprotegida y de invernadero. Ahora, cuando los costes se han desbordado, la demanda se ha retraído, la financiación se ha vuelto difícil y el mundo del trabajo ha recuperado el protagonismo, el empresario se ha refugiado en lo que se ha dado en llamar huelga de inversión. Dijo también que es inaceptable pretender en estos momentos de crisis recuperar las cotas de beneficios de las épocas de prosperidad.

Con referencia a las patronales señaló que éstas han entendido que la clave de su éxito pasa por el campo informativo, aunque resulta difícil comprender la propensión publicitaria que en algunos casos demuestran.

Alberto Ullastres señaló en el coloquio que informar es la única manera de cargarse de autoridad para evitar la institucionalización del conflicto. Hizo referencia a su talante abierto en su etapa de ministro, e indicó que esa es la actitud de los países de Occidente.

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