Varios cubanos exiliados dispararon contra Kennedy
El 22 de noviembre de 1963 una noticia conmovió al mundo. El presidente de Estados Unidos John F. Kennedy había sido asesinado a tiros en Dalias (Texas), cuando transitaba en coche descubierto por el centro de la ciudad. A partir de aquel momento un cúmulo de casualidades, incongruencias y omisiones hicieron temer que nunca habría de conocerse el entramado del resonante asesinato. Muertes extrañas y suicidios inexplicados han jalonado las investigaciones sobre el caso hasta convertirlo en un auténtico misterio. Ahora, una vez más, parece haber indicios de luz en el embrollo. Un periodista holandés ha llegado a la conclusión -a través del testimonio de una persona que conoció a algunos actores del drama de Dalias y que, curiosamente, también se suicidó el martes pasado de que la muerte de Kennedy fue fruto de una conspiración en la que se vieron mezclados, como instigadores del crimen, agentes de los servicios de seguridad estadounidenses, millonarios texanos y exiliados cubanos anticastristas. Nuestro corresponsal en Washington, J. G. Yuste, detalla los pormenores de un revival que apasiona una vez más a los americanos.
El asesinato de Kennedy fue el resultado de una conspiración en la que habrían participado, además de Lee H. Oswald y Jack Ruby, vanos hombres de negocios de Texas, algunos agentes del FBI y de la CIA y un grupo de exiliados cubanos anticastristas, según la declaración hecha por un periodista holandés ante un comité de la Cámara de Representantes norteamericana.Willen Oltmans, reportero de la televisión holandesa, declaró durante cuatro horas de sesión cerrada en el subcomité especial de la Cámara, encargado de investigar los asesinatos del presidente Kennedy y del líder negro de los derechos civiles, Martin Luther King. El periodista, que escribe un libro sobre el magnicidio de Dallas, fue llamado a declarar por el subcomité después de que hubiese manifestado en la prensa norteamericana que había sido informado de la existencia de una conspiración para asesinar al presidente Kennedy.
La persona que facilitó lo esencial de dicha información a Oltmans fue George de Mohrenschildt, un antiguo profesor de francés en Dallas, que conoció a Lee H. Oswald y que dijo haber formado parte él mismo de la conspiración para asesinar a Kennedy. De Mohrenschildt se suicidó aparentemente el pasado martes en Palm Beach, Florida, pocas horas después de que un miembro del comité investigador del Congreso intentara ponerse en contacto con él.
Varios francotiradores
Según la versión facilitada por De Mohrenschildt al periodista holandés, varios cubanos. dispararon, al mismo tiempo que Lee Oswald, contra el coche que ocupaba el presidente Kennedy durante su visita a Dallas (Texas), el 22 de noviembre de 1963. La controvertida investigación oficial llegó a la conclusión de que Oswald actuó en solitario y negó la existencia de cualquier tipo de conspiración. Aunque las revelaciones del periodista al comité de la Cámara se han mantenido en absoluto secreto, trascendió que en ellas se incluye el nombre de un alto funcionario del FBI, así como el nombre y una fotografía de uno de los cubanos que, aparentemente, estuvieron complicados en la conspiración Oltmans entregó también al comité investigador una cinta magnetofónica que recoge una entrevista con un cubano exiliado en la que este afirma que un empresario del petróleo, Lester Logue, le ofreció 50.000 dólares (casi tres millones y medio de pesetas) por matar al presidente. Logue, que vive en Dallas, calificó de «ridícula» esta historia y anunció su intención de querellarse contra Oltmans por calumnia.
Una versión detallada de toda la supuesta conspiración se recoge en el manuscrito de un libro escrito por George de Mohrenschildt que éste intentó vender en Europa. El libro se titula I'm apatsy, I'm a patsy, que podría traducirse por Soy un primo o Soy un estúpido, y se encuentra actualmente en poder del abogado de De Mohrenschildt, Pat Russell, que vive también en Dallas.
Por el momento, Russell se ha negado a decir qué piensa hacer con el manuscrito, aunque parece que su intención es mantenerlo fuera de la luz pública. De ser así, no se descarta la posibilidad de que el comité del Congreso le pidiera el original del libro mediante requerimiento judicial.
De Mohrenschildt pasó casi dos meses internado en un sanatorio psiquiátrico de Dallas poco antes de entrevistarse con el periodista holandés y revelarle lo esencial de su libro, además de asegurarle que había sido objeto de electro-shocks y un «severo tratamiento» con drogas en el hospital lo que habría sido el motivo de su «hundimiento».
Entre otros detalles que han podido conocerse del libro de De Mohrenschildt figura la conexión de Jack Ruby, el hombre que mató a Lee Oswald pocas horas después del asesinato de Kennedy, con los conspiradores. Ruby habría estado «muy envuelto» en la conspiración, según el libro,. Otra de las personas citadas es H. L. Hunt, un magnate del petróleo de Texas, que falleció recientemente. Hunt es definido como un «importante contacto» con la «comunidad del petróleo»,y como «absolutamente» implicado en el complot para asesinar a Kennedy.
El exiliado cubano, supuestamente envuelto en la conspiración, y cuya foto fue facilitada por Oltmans, en el libro escrito De Mohmente en «algún lugar de Florida» y podría aportar datos decisivos para la investigación. Según Oltmans, en el libro escrito por Mohrenschildt se contienen varios nombres de altos funcionarios de la CIA y del FBI, que habrían participado en el complot. Uno de estos nombres fue facilitado por el periodista al comité del Congreso. Preguntado por los informadores, Oltmans dijo que no sabía si Edgar Hoover, el ya fallecido director del FBI durante treinta años, figuraba en la lista, pero que desde luego no era el nombre que el había dado a conocer al comité.
Por su parte, un portavoz del FBI dijo que la Oficina de Investigación Federal había interrogado a De Mohrenschildt poco después del crimen de Dallas y que había testificado ante la comisión Warren, sin aportar entonces grandes novedades a la investigación. La participación de cubanos anticastristas en el asesinato de Kennedy se debería, según el libro de De Mohrenschildt, a que éstos consideraban que el presidente norteamericano les «traicionó» durante la fallida invasión de Cuba en 1961. De hecho, el nombre y la foto revelados al Congreso por Oltmans pertenecen a un veterano del desembarco de Bahía de Cochinos.
Según Oltmans, ni siquiera de Mohrenschildt sabía quién fue el asesino directo del presidente Kennedy, ya que hubo varios tiradores -todos ellos cubanos exiliados- que hicieron fuego al mismo tiempo. Esta teoría de la existencia de varios asesinos se barajó constantemente en los últimos años, dada la escasa credibilidad del informe Warren, en el que se atribuía una extraña trayectoria a un sólo proyectil. En realidad, el hecho de que el Congreso decidiera crear un comité especial para investigar el magnicidio de Dallas es la mejor prueba de que el informe Warren no convenció a nadie.
Tras la declaración del periodista holandés ante el comité, los miembros del mismo se mostraron cautos al enjuiciar la información obtenida. El presidente del comité, Richardson Preyer, respondió a la pregunta de si creía que la historia de la conspiración era verdadera diciendo: «Pregúntenmelo dentro de unos meses». Preyer añadió que Oltmans había sido muy específico y concreto en algunos aspectos de su declaración y muy vago y confuso en otros.
Después de declarar ante el comité del Congreso, Willen Oltmans fue entrevistado por la televisión y la radio, y, reveló algunos de los aspectos ya citados de la conspiración para asesinar a Kennedy. El periodista dijo también que había pasado algunos días -junto a De Mohrenschildt en Holanda, cuando éste intentó vender allí los derechos de su libro sobre la conspiración. Pero cuando las negociaciones estaban en marcha, De Mohrenschildt desapareció repentinamente, a primeros de marzo, y no se volvió a saber nada de él hasta que fue encontrado muerto en Palm Beach.
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