Algo más que una mafia
«(...) Los problemas dentro del sindicato respecto a la mafia de las «quinielas», las cooperativas, el transporte o las actividades diversas» son ejemplo, de ese pistolerismo fascista, que hora, tras la detención de Albadalejo o de Simón Fernández Palacios, queda perfectamente identificado. Suponer, asimismo, que en ellos finaliza todo el proceso delictivo, como pretende hacer creer el Gobierno, significa mantener el criterio de una opinión pública española sometida al infantilismo por decreto, que caracterizó a la pasada dictadura. Tras García Carres y la herencia de García Ribes están los grandes intereses patronales, perfectamente incluido en el sindicato vertical, con la actuación de José Solís -una de las figuras más silenciadas en el presente período- o García Ramal. Las salpicaduras podrían alcanzar al actual ministro, que deberá dar cuentas, como si de Ministerio democrático se tratara, a la opinión pública.
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