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Condena de Israel en el comunicado hispano-egipcio

Los Reyes de España cubrieron ayer la jornada históricamente más importante de su viaje a Oriente Próximo. Las últimas horas de su estancia en El Cairo significaron el acercamiento español a los árabes, a través de la presencia de don Juan Carlos y doña Sofía en la Liga Arabe, a cuya causa el Monarca español declaró que su país «nunca se ha sentido ajeno ». Asimismo, los Reyes fueron objeto de, un cariñoso recibimiento por parte del pueblo jordano, que engalanó sus calles y plazas y llenó el aeropuerto de Amman y el trayecto hasta el Palacio Nuevo hachemita, donde se hospedan.

Para la Reina el día comenzó ayer muy temprano. Su deseo, acariciado desde que se pensó este viaje, y en el que no ha querido insistir por delicadeza respecto a otros quehaceres, se cumplió ayer, con la visita a las Pirámides, cuyo objetivo no era sólo turístico, dados los conocimientos arqueológicos de doña Sofía.Después, los Reyes fueron juntos a la mezquita de Muhamed Alí y al Museo Egipcio, en donde la Reina se interesó especialmente por ver las momias, en un estado de conservación increíblemente bueno y uno de los tesoros históricos del pueblo egipcio.

A media mañana, los Reyes realizaron la visita a la Liga Arabe, en donde fueron recibidos por el secretario general de la organización, Mahmoud Riad, y los embajadores.

Don Juan Carlos recordó que en España han convivido pueblos, naciones y culturas, y que «nunca se ha sentido ajena a la causa árabe, porque no es ajeno tampoco al conjunto de la nación árabe».

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, celebró también en la' mañana de ayer una importante entrevista con el jefe del departamento político de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), Faruk Kadumi, de cuyo contenido se ha filtrado que se trataron temas relacionados con el estatuto de la oficina de la OLP en Madrid y con la posible participación de esta organización en la conferencia de Ginebra.

Los Reyes, que almorzaron con los señores Sadat, fueron despedidos por éstos en el aeropuerto de El Cairo, con el mismo ceremonial que a su llegada. El avión real fue escoltado por una escuadrilla de Mirages del ejército egipcio hasta el mar.

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Comunicado conjunto

Al finalizar la visita oficial de don Juan Carlos y doña Sofía se hizo público un comunicado conjunto hispano-egipcio, en el que después de señalar el clima de amistad y completo entendimiento se subraya:

«Ambas delegaciones han pasado revista a la actual situación en Oriente Próximo, reafirman do la urgente necesidad de alcanzar en la zona una paz justa y duradera, basada en la retirada total de Israel de todos los territorios ocupados desde 1967, y de ver realizados los legítimos derechos del pueblo árabe de Palestina, con inclusión de sus derechos a la autodeterminación y al estable cimiento de su propio Estado in dependiente.

Han subrayado también la necesidad de la inmediata reanudación de la conferencia de paz de Ginebra sobre Oriente Próximo, con participación de todas las partes interesadas, inclusive de la Organización para la Liberación de Palestina.

Más adelante, el comunicado se refiere a la seguridad de la región mediterránea, y se expresa el acuerdo sobre el principio de que «los territorios africanos no autónomos deben alcanzar su independencia a través de la libre expresión de su voluntad. Han acordado, asimismo, rechazar firmemente la política de «apartheid» y de discriminación racial en Africa del Sur.

Llegada a Amman

El avión real -en el que volaban quince informadores, a los que en el último momento hubo que añadir tres más, por deficiencias de la compañía aérea jordana que cubre el vuelo regular- dio un gran rodeo para evitar sobrevolaar Israel. Se dirigió por Alejandría hacia el Mediterraneo, enfiló Chipre y Nicosia hasta llegar, volando sobre Siria, muy cerca del Líbano, a cielo jordano. El vuelo duró unas dos horas y media.

El recibimiento en el aeropuerto de Amman fué apoteósico. La capital jordana, con unos 500.000 habitantes, se echó materialmente a las calles, adornadas pródigamente con banderines y retratos de Juan Carlos, y Hussein, y numerosas salutaciones a los monarcas españoles, a quienes la población de Amman expresaba la inquebrantable amistad hispano-jordana y el refuerzo que ella supone para la paz mundial.Tras el saludo a los Reyes de España por parte de Hussein y la princesa Bassman, ambos jefes de Estado escucharon los himnos de los respectivos países y pasaron revista de la Legión Arabe y de los tres Ejércitos. Mientras desfilaban, se escucharon himnos españoles, entre ellos Valencia, acompañados de sonar de gaitas.

La multitud, que se calcula en unas 50.000 personas, incluidas las que aclamaron a los Reyes a lo largo del recorrido hasta el Palacio Nuevo hachemita, prorrumpió en vítores a don Juan Carlos y Hussein, así como a la reina Sofía.

Acompañaban a los Reyes el ministro de Asuntos Exteriores español y señora de Oreja y alto personal de su departamento. También viajó a Animan el embajador de España en Egipto, teniente general Díez-Alegría, quien mañana asistirá en esta capital a la reunión de embajadores españoles en la zona.Por la noche, en el palacio de Bassman, el monarca hachemita ofreció una cena a los Reyes de España, en el que pronunció unas palabras de bienvenida. En la respuesta al brindis, don Juan Carlos señaló que el presente año «he recibido un crédito de esperanza respecto a la posibilidad de la paz en el Próximo Oriente», y dijo que «para ser duradero, debe basarse en la justicia y en los derechos legítimos de los pueblos de la región».

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