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No hay nada de paranormal en los ruidos de la calle del Toboso

Los ruidos y golpes oídos por los moradores de la calle del Toboso, 73, parecen haber sido provocados desde el principio por causas estrictamente normales. Esta conclusión; realizada tras un informe de la Sociedad Española de Parapsicología y publicada hace unos días, parece confirmar la teoría de aquellos que negaban, como base de los hechos, la existencia de fuerzas mentales atribuidas al joven Mauricio.

El estudio, centrado en once puntos entre los que se examinan desde las características del lugar hasta la localización de la fuente generadora, de los disturbios acústicos, fue comenzado en la segunda quincena del pasado mes de febrero. Tras personarse un equipo formado por un químico, un ingeniero de Caminos, un analista informático, un técnico en electrónica, a los que acompañaban un ingeniero naval, un técnico de Telecomunicación y un fotógrafo, se realizaron numerosas entrevistas entre los vecinos residentes en las distintas plantas, al tiempo que mediante aparatos especiales se median las percusiones.En el transcurso de estos análisis, en especial en el ala derecha de la finca, cuyos bloques son los más afectados, se llega a comprobar que los golpes, «como si, un obrero picase en obra de derribo», son periódicos y de una intensidad que alcanza en algunos momentos los 94 decibelios.

En los primeros días de febrero comienza una serie de destrozos en el piso tercero derecha, donde habita un matrimonio formado por Luis Antúnez y María Delgado. Con ello, vive un joven adoptado por el matrimonio, de dieciséis años de edad, llamado Mauricio, que es inmediatamente tomado como causa de la caída de muebles, levitaciones y otras manifestaciones extrañas.

Sin embargo, analizadas éstas no se descubren «indicios razonables para atribuir tales disturbios a fuerzas mentales o fenómenos paranormales de carácter físico». Se atribuyen sin embargo a percusiones producidas por herramientas manuales cuya fuente original podría encontrarse, entre cuarenta y ochocientos metros de la casa.

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