Marriane Schmidt,
londinense, fue despedida de la librería en que trabajaba por su obstinación en asistir al trabajo con pantalones, en vez de con las faldas como todas sus compañeras. Acudió a los tribunales por discriminación sexual. Sin embargo, la sentencia dice: «Si este tribunal acuerda que el despido de Marriane Schmidt por vestir pantalones es injusto, podría darse el caso de que un hombre se presente en su trabajo vistiendo una falda, y hay muchos que lo desearían, y no pueda ser despedido por el precedente que habíamos sentado.»
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