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Una moción de censura conservadora pone en peligro al Gobierno británico

Juan Cruz

Una moción de censura contra el Gobierno laborista será puesta a votación el miércoles en el Parlamento británico. Si se aprueba, el Gabinete tendrá que dimitir. La moción la presentó ayer en los Comunes la líder conservadora Margaret Thatcher. Es la tercera vez en un año que los laboristas se tienen que enfentrar a una votación de estas características. En esta ocasión, las posibilidades de derrota gubernamental son serias.

La señora Thatcher presentó su moción ayer, después de haber invitado al primer ministro, Callaghan, a ser el mismo quien pidiera un voto de confianza para su Gobierno. Callaghan se negó a ser el autor de la convocatoria. La decisión de Margaret Thatcher de presentar la moción ha sorprendido un tanto, porque aunque se sabe que los conservadores quieren en este momento elecciones generales, se indica también que los liberales no están dispuestos a ir ahora a las urnas. La actitud de los nacionalistas, que han dicho que sí quieren forzar una consulta nacional, puede ayudar a los conservadores en su propósito. La minoría parlamentaria en la que actualmente se encuentran los laboristas puede hacer el resto.La decisión conservadora de poner en cuestión la actuación del Gobierno es una consecuencia del último debate parlamentario sobre la reducción del gasto público, celebrado en la noche del jueves. Para evitar un voto sobre el tema en sí, el Gobierno presentó una moción técnica para ampliar el tiempo del debate. La oposición votó en bloque en favor de la propuesta y obtuvo 293 votos contra ninguno laborista. El Gobierno prefirió pedirles a sus diputados la abstención sobre su propia propuesta antes que permitir que se votara la reducción del gasto público, que hubiera conducido a una derrota segura de la Administración, porque el ala izquierda laborista se opone a esa medida deflacionaria, que ¡os conservadores defienden.

Para la líder conservadora, aquella táctica laborista confirma que «Gran Bretaña no tiene Gobierno».Sir Keith Joseph, destacado miembro de la oposición y consejero principal de la dirigente tory, ha dicho que el hecho de que el Gobierno se negara a poner a votación una parte principal de su programa de actuación económica por temor a la izquierda, revela que la Administración sufre «una grave parálisis».

La votación de la moción de censura tendrá lugar una semana antes de que el ministro de Hacienda anuncie su presupuesto general. Se producirá también mientras se acalora la campaña electoral para cubrir el escaño parlamentario que dejó vacante Roy Jenkins. La simple convocatoria del voto de censura daña las perspectivas de triunfo laborista en esa elección parcial, que se celebrará el 3 1 de marzo. James Callaghan, que cumple en abril un año como líder del partido, no puede haber tenido unas vísperas de aniversario más agitadas.

Hace un año también, Harold Wilson dejó su cargo de primer ministro y de líder laborista días después de haber convocado un voto de confianza, que ganó. Wilson se enfrentó al juicio parlamentario tras una grave derrota que sufrió su Gobierno precisamente sobre sus propósitos de recortar el gasto público. En aquella ocasión, la misma izquierda que ahora ha tenido Callaghan fue la que forzó la derrota de la Administración.

Para evitar que la oposición conservadora salga victoriosa esta vez, Callaghan cuenta únicamente con el apoyo de los unionistas del Ulster y de su propio partido.

Precisamente ayer se reveló el papel que el diputado unionista Powell había jugado en el fracaso del Gobierno de Edward Heath en 1974 y en la victoria electoral laborista que siguió a la dimisión del entonces líder conservador. Si los liberales no votan en bloque el miércoles en favor de la moción de censura, el ultraderechista Powell y su grupo de unionistas podrían constituirse de nuevo en un factor importante para la supervivencia laborista.

Los militares, disgustados

El tema del gasto público y los votos de censura no se centran sólo en el Parlamento. En el mundo militar británico la reducción que el Gobierno ha aplicado en el sector del equipamiento del ejército ha sido recibida con disgusto. El recorte del gasto se decidió a finales del año pasado, como consecuencia de las presiones deflacionistas del Fondo Monetario Internacional.

Aparte de recortar en otros sectores, la Administración laborista redujo en doscientos millones de libras su presupuesto de defensa. Un comité formado por parlamentarios de todos los partidos ha llegado a la conclusión de que esa reducción militar deja en parte indefensa a Gran Bretaña, cuyos compromisos con la OTAN resultan lesionados.

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