Dificultades en el programa de viviendas sociales
Las 129.000 solicitudes —con sus correspondientes trece certificaciones cada una— de viviendas sociales, presentadas hasta el momento en el Ministerio de la Vivienda, tienen un futuro problemático, a pesar de las interminables colas que la mayoría de peticionarios hubieron de guardar para entregarlas en la inevitable ventanilla
Problemas de financiación, de falta de realismo en la fijación de los precios, sin olvidar los que la especulación del suelo plantea a la iniciativa privada, dificultan que las 135.000 viviendas previstas para este año puedan llegar a construirse. Esto, al menos, se desprende del estudio elaborado por la Asociación Nacional de Constructores Promotores de Edificios, que agrupa más de 1.500 empresas del sector.
Según las cifras presentadas por los promotores, el costo del metro cuadrado edificado oscila en torno a las 9.500 pesetas, sin tener en cuenta la repercusión del precio del solar; dado que las normas sobre viviendas sociales evalúan un costo de 15.000 pesetas por metro cuadrado, los especialistas dudan de su rentabilidad. El tema de la financiación es también importante. Actualmente, el Banco de Crédito a la Construcción tiene pendiente la concesión de 1.500 préstamos, por un importe global de 34.000 millones de pesetas, mientras el Banco Hipotecario, retiene otros 9.000 millones, igualmente destinados al sector. El presupuesto del Estado para 1977 contiene 34.600 millones de pesetas para vivienda, con un aumento del 115 %respecto al ejercicio anterior. Las Cajas de Ahorro no se han pronunciado.
La financiación prevista para 1977 en el programa de viviendas sociales se estima en 150.000 millones, pero dada la previsible evolución de los depósitos en bancos y cajas de ahorro, sólo se podrá contar con 85.000 millones de pesetas para apoyo al programa de viviendas sociales, frente a los 115.000 que se estiman imprescindibles.
Otro de los problemas que aquejan al sector es el del paro, ya que el 37 % del total —cifrado en 820.000 hombres— corresponde en estos momentos a la construcción. Igualmente se ha registrado un progresivo aumentó de los socks —se calcula que existen actualmente un millón de pisos vacíos en el país— como consecuencia del debilitamiento de la demanda.
Los constructores promotores consideran prioritaria la elaboración de una política del suelo, ya que su actual coste —disparado por la abundante especulación de los capitales salidos de Bolsa en los últimos meses— repercute excesivamente en los costes finales en consecuencia, en el precio de venta. Asimismo, se hace necesaria una clarificación del sistema de financiación del programa de viviendas sociales; en caso contrario, no parece probable que tal programa pueda materializarse. Los promotores llaman la atención sobre la importancia del programa, no sólo por sus beneficios propiamente sociales —las viviendas se destinan a familias de ingresos inferiores a las 28.000 pesetas mensuales—, sino por las posibilidades de absorción de paro que ofrece, superiores a las de los programas de obras públicas.
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