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Solucionado, definitivamente, el conflicto taurino

Ayer por la noche se llegó a la solución total del conflicto taurino, planteado el 1 de enero con la huelga de subalternos. En reunión conjunta, los representantes de los tres estamentos profesionales de la fiesta, después de unas sesiones en las que se produjeron pasajes borrascosos, por la fuerza de los intereses encontrados, llegaron a un acuerdo, que se formalizará hoy a las doce en el Sindicato del Espectáculo, con la firma de los documentos correspondientes.

Todos han tenido que ceder buena parte de sus reivindicaciones, por la coincidencia general de que el momento taurino no da para más. Las aspiraciones de los subalternos de que los matadores de los grupos especial y primero les abonen una prima en corridas de feria que se celebren en plazas de primera categoría fue rechazada. Tampoco prosperaron las propuestas de libre contratación de subalternos ni de inclusión de matadores de los grupos segundo y tercero en festejos en los que actúen figuras.Además de las naturales discusiones, más o menos encendidas, de las partes en litigio, entre los empresarios fuertes y los de plazas de tercera y cuarta categoría (sobre todo éstos) hubo división, pues aquéllos propendían a aceptar unas propuestas salariales que éstos consideran excesivas para sus posibilidades. Y no les, falta razón: en una plaza de cuarta categoría (por lo general, portátil), con 2.500 localidades de aforo, media de quinientas pesetas la entrada y lleno total, los ingresos son 1.250.000 pesetas. En el supuesto de que se contraten dos toreros del segundo grupo y uno del tercero, el capítulo de honorarios asciende a 405.000 pesetas, que con los gastos de toros, piso y plaza, impuestos, publicidad, etcétera, hacen 1.430.000 pesetas. De donde se deduce que el riesgo de pérdidas es grande, lo, cual puede traer como consecuencia que en la presente temporada se celebren casi doscientas corridas de toros menos que en 1976. O contemplando desde otro ángulo la cuestión, que se celebren doscientas novilladas más, lo cual supondría, a la larga, un bien para la fiesta.

Aunque el problema de las novilladas aún no se ha resuelto y hoy mismo habrá nuevas reuniones de novilleros y empresarios para fijar los honorarios de aquéllos. Hasta el momento, los criterios expuestos en las conversaciones celebradas se disparan hacia los extremos: los empresarios insisten en que las novilladas no son rentables y, por tanto, no pueden garantizar a los espadas más que la cobertura de los gastos, mientras éstos mantienen una propuesta de salarios que oscila entre 124.000 pesetas para los del primer grupo en plazas de primera categoría y 33.000 en festejos sin picadores y plazas de cuarta categoría.

Punto principal de fricción en las negociaciones de ayer entre matadores y empresarios fue la mejora del 20% sobre los honorarios de los subalternos, pues ambas partes querían cargar a la contraria el gasto. El acuerdo final se concreta en unos honorarios mínimos para los matadores, en los cuales van incluidos los sueldos de cuadrilla y los gastos estimados por los propios diestros, en concepto de viajes y hoteles, vestidos y utensilios de torear, apoderado, etcétera. Por cierto que se avecina un próximo conflicto, aunque sea a escala reducida: el de los apoderados, por la duda de si sus porcentajes han de aplicarse a los honorarios totales del matador o a lo que quede, una vez deducidos los gastos.

Esta es la tabla salarial aprobada para matadores de tercera y cuarta categoría, con indicación de los mínimos que percibieron en 1976, y líquido a percibir, bien entendido que los honorarios son mínimos garantizados:

Matadores del segundo grupo: En plazas de primera categoría, 230.000 pesetas (115.850 en 1976); de segunda, 205.000 (110.800); de tercera, 165.000 (101.950); de tercera «A» (es decir, cosos con aforo inferior a 4.000 localidades), 145.000, y de cuarta, 140.000 (98.100).

Matadores del tercer grupo: En plazas de primera, 205.000 (111.885 en 1976); de segunda, 185.000 (107.708); de tercera, 150.000 (99.33 l); de tercera «A», 135.000, y de cuarta, 125.000 (92.294).

Descontados a estos honorarios los gastos de cuadrilla y los estimados por los matadores -que mañana indicaremos en un cuadro general sobre la nueva situación-, los importes líquidos a percibir por los matadores son los siguientes, bien entendido que, como más arriba decíamos, se habla de mínimos:

Matadores del segundo grupo: En plazas de primera categoría, 74.107 pesetas; de segunda, 55.985; de tercera, 28.502, y de cuarta, 17.483.

Matadores del tercer grupo: En plazas de primera, 54.445; de segunda, 40.005; de tercera, 17.033, y de cuarta, 2.137.

La plaza de tercera «A» es una nueva categoría acordada en las reuniones, en razón a la realidad económica del espectáculo.

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