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Dos ex confinados de Yeu, detenidos por la policía francesa

José, Martin Sagardía Eloy Huriarte, dos de los refugiados vascos que abandonaron el viernes la isla de Yeu, fueron detenidos por la policía francesa en la madrugada de ayer, a la entrada de Bayona, por no haber cumplido las limitaciones de residencia que les fueron impuestas como condición para poder abandonar la isla.

«Hemos sido obligados a firmar estas condiciones para poder dejar la isla de Yeu. Pero nosotros no estamos de acuerdo. Somos vascos y volveremos al País Vasco, porque allí tenemos nuestra casa, no vamos a quedarnos en la calle. Consideramos que estas medidas que nos ha impuesto el Gobierno son arbitrarias.» En estos términos se ha manifestado uno de los doce refugiados, Francisco Javier Aya Zulaica, en declaraciones publicadas por el diario francés Sud-Ouest y difundidas también ayer tarde por, la televisión francesa. Al parecer, la policía vigiló el rumbo que tomaban algunos de los doce refugiados a su llegada en tren a Burdeos, y, a Sagardía y Huriarte los detuvieron nada más entrar en el departamento fronterizo de los Pirineos Atlánticos. Los dos refugiados permanecieron ayer en la comisaría de. Bayona, pero se tenía la impresión de que las autoridades francesas no iban a adoptar medidas judiciales o disciplinarias de carácter extraordinario, sino que se limitarían a ponerlos en Tarnos, fuera del departamento de los Pirineos Atlánticos, a tan sólo unos cinco kilámetros de Bayona.

El hecho de que algunos de los antiguos confinados en Yeu decidieran regresar de inmediato al País Vasco, sin atender las restricciones que se les habían impuesto, no ha sentado demasiado bien en algunos círculos próximos a ellos. Una vez ganada la batalla más importante -abandonar la isla y no por medio de una fuga, como la vez anterior, sino con un acto del Gobierno- algunas personas cercanas a ETA consideraban ayer que no les beneficiaba en absoluto este nuevo y gratuito enfrentamiento con las autoridades francesas.

Por otro lado, la salida de la isla puede decirse que ha sido bajo todos los pronunciamientos fiavorables. Es cierto que se les tia impuesto una limitación de residencia que afecta a todos los departamentos fronterizos con España, pero esto en la práctica significa bien poco. De hecho, y de acuerdo con estas normas, pueden residir. en la localidad de Tarnos -por citar tan sólo un ejemplo-, que es la primera población de las Landas y se encuentra a tan sólo cinco kilómetrós de Bayona. La obligación de residir fuera de un departamento fronterizo tampoco significa, por ptra parte, que se les prohiba la libre circulación. En estas circunstancias, cualquiera de los doce de Yeu puede residir habitualmente en Tarnos y pasearse o incluso trabajar en Biarritz o San Juan de Luz, que se encuentran a tan sólo media hora de coche.

Nerviosismo

Al margen de este tema, los refugiados se han comprometido específicamente a no alterar el orden, a respetar la legislación francesa y a no cruzar la frontera con España de forma irregular. Es bien cierto que este documento fue firmado por los doce refugiados después de algunas vacilaciones, y señalaron expresamente que no estaban de acuerdo con ello. Sólo accedieron a la firma en presencia de su abogado y de varios miembros de la Liga de los Derechos del Hombre. Todo este asunto de Yeu ha provocado, por otra parte, un nerviosismo especial en la policía francesa. El viernes por la noche hubo no pocas dificultades para que pudieran entrar algunos autobuses que se dirigían a Burdeos para recibir a los doce de Yeu. En algunos casos sólo se autorizó la entrada. en Francia a cambio de dejar el pasaporte como rehén en el puesto fronterizo.

Este nerviosismo debía persistir ayer cuando el aduanero, ante mi condición de periodista y después de revisar cuidadosamente el pasaporte, me dijo textualmente: «Usted no puede pasar.» Tan sólo después de plantearle la posibilidad de organizar un escandalo y después de una consulta telefónica, nos contestó que el inspector nos autorizaba a continuar nuestro camino.

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