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Según los subalternos, no hay "pacto secreto"

Alfredo Fauró, el líder de los subalternos, el que ha puesto firmes a rnás de un taurino, incluso de los que se tienen por poderosos, en este invierno caliente de reivindicaciones laborales toreras, está indignado con la información que publicábamos ayer, o por rriejor decir, con el rumor que esa información reflejaba, acerca de un «pacto secreto» entre empresarios y subalternos, de cara a la reunión que el lunes van a tener los representantes de estos dos estamentos con los matadores:-¡De ningún modo hubo pacto secreto! La reunión terminó con determinadas ofertas de los empresarios, y se mostraron en una postura desde luego mejor que la mantenida hasta ahora -pues en estos momentos ya reconocen que nuestras aspiraciones son justas, mientras su actitud es dilogante-; hay voluntad de arreglo por parte de estos señores como la hay por la nuestra, pero de ninguna manera se satisface lo que nosotros exigimos de base. Y por ahí no pasamos.

Lo fundamental para los subalternos, al decir de Fauró -un magnífico peón de brega, buen 'banderillero, torero a carta cabal, que está en la cuadrilla de El Viti- es, además del salario mínimo suficiente, la fórmula de contratación:

-Que quede bien claro cómo entendemos las cosas, pues se han tergiversado conceptos -no sé si malintencionadamente- y casi nadie quiere reparar ahora en cuál es la petición fundamental: nuestra vinculación laboral y profesional ha de ser siempre con el matador, que es por definición jefe de cuadrilla; el pago de los honorarios, en cambio, debe efectuarlo el empresario.

Al decir del subalterno, el mal radica en que, si bien los empresarios tienden a solucionar el conflicto, se muestran en cambio intransigentes cuando se les proponen que modifiquen los sistemas tradicionales de contratación:

-Ellos se acogen a los salarios mínimos de los matadores, que marca el Ministerio de Trabajo (no me refiero al caso de las figuras, naturalmente), y se desentienden de los demás problemas. Y el primer problema es que el matador, con ese salario, por lo general insuficiente, ha de afrontar el pago de honorarios de su cuadrilla y restantes gastos. Digo más: no es raro,ni muchísimo menos, el caso en que el matador cobra menos de lo marcado por el Ministerio, pues si hubo peco público en la plaza el empresario le argumentará que no puede ofrecerle lo estipulado. La consecuencia inmediata es que el matador no puede pagar a los subalternos.

Hay otro tema, cual es la curiosa sugerencia que se hizo en la reunión de empresarios y matadores, acerca de que no hubiese cuadrillas fijas, y los matadores de todas las categorías pudieran contratar para cada actuación los subalternos que creye ser más convenientes. Alfredo Fauró opina que esta pretensión es regresiva.

-Sí, regresiva, pues debemos tender a avanzar en el terreno social, no a retroceder. Pero eso que pretenden es, por otra parte, capcioso, porque hay en la actualidad libre contratación de cuadrillas. Al finalizar la temporada, queda roto el vínculo laboral entre matador y subalternos. Puede entonces el matador elegir otros, los que desee. Aparte de que el número de miembros fijos por cuadrilla de pende d e la categoría en que esté encuadrado el espada, de manera que los más están haciendo ese tipo de contratación libre que ahora sugieren.

El lunes será la «reunión tripartita». Veremos en qué queda todo. Fauró insiste en que los subalternos se mantendrán en su postura cueste lo que cueste.

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