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El Papa expresa su confianza en el futuro español

Con un ceremonial extraordinario y desconocido desde hace años en el Vaticano, los Reyes de España mantuvieron ayer un largo encuentro con Pablo VI, en su segunda jornada de estancia en Roma. Según el propio don Juan Carlos el encuentro con el Pontífice fue sincero, cordial y espontáneo. El Papa expresó su confianza en el futuro español. Junto a ello y a las numerosas visitas que llevaron a cabo los Soberanos españoles hay que destacar la cena que anoche ofreció en su honor el presidente de la República italiana. El brindis que pronunció don Juan Carlos ofrece indicios de que se ha querido traspasar el mero trámite protocolario para entrar en aspectos políticos que relanzasen unas relaciones especialmente frías en las últimas décadas.

Los Reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, regresan hoy por la mañana a Madrid, después de una visita oficial al Vaticano y un encuentro oficioso con las autoridades italianas. Antes de tomar el mismo avión de Iberia, Boeing 727 que el miércoles por la tarde los llevó a Italia, han visitado el Colegio Pontificio español de Roma, seminario de todas las diócesis españolas en que se forma tradicionalmente la élite del clero español.Los soberanos retornan cansados de un tour de force de audiencias, visitas, recepciones, almuerzos.... En un principio figuraba en programa una visita a la tumba del rey Alfonso XIII, abuelo de don Juan Carlos, que se encuentra en la iglesia nacional española de Montserrat, y a una capilla de la iglesia de la Orden de Malta, donde éste fue bautizado. Los encuentros oficiales y las conversaciones sobre España han marginado los temas sentimentales.

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Los Reyes de España cenaron con Leone y Andreotti

(Viene de la pág. primera)Desde las 10.20 a las 12.05 en que los Soberanos españoles y un séquito de diez automóviles han estado en el Vaticano, la Visita se ha desarrollado en tres fases: 47 minutos de coloquio del Papa con don Juan Carlos hasta las 10.45; veinte minutos más en presencia de los respectivos ministros de Exteriores, monseñor Agostino Casaroli, por el Papa, y Marcelino Oreja, por don Juan Carlos; quince minutos, por último, del Papa con los Soberanos. La reina doña Sofía vestía un vestido largo de raso blanco, privilegio reservado sólo a las reinas de países católicos como Francia, Portugal y España.

El Rey vestía uniforme militar y, antes de entrar en la Ciudad del Vaticano por el arco de las campanas, le rindió honores un piquete de guardia suiza, que luego se los rindió de nuevo en la escalinata de la basílica de San Pedro, al terminar la audiencia La visita al secretario de Estado -que es el cardenal Jean Villot- y a la basílica de San Pedro son etapas obligadas y anejas a toda audiencia oficial. Tras las breves alocuciones de saludo, también es costumbre un intercambio de regalos. El Papa regaló a la reina doña Sofía una medalla de oro con cadena, un rosario de oro y recuerdos menores para sus hijos. Al rey don Juan Carlos I donó una cerámica donde se reproduce El Bautista de Angelo Biancini, un tríptico de medallas de oro, plata y bronce del Pontificado, un volurmen de arte de la Ciudad de Vaticano y una fotografía con dedicatoria. Don Juan Carlos regaló al Papa un cuadro de Dalí que representa una especie de medusa o masa blancuzca con un fondo amarillo y unos ángeles en coro con el lema Monstruo blando sonando el paraíso, vísceras con ángeles. El pintor catalán entrará así en la pinacoteca vaticana.

En las palabras de saludo que el Pontífice y el Soberano se intercambiaron es fácil captar el sentido de la visita. El Rey dijo: «Vengo a Roma como Rey de España en momentos de indudable importancia para la historia de mi país, que el pueblo español está viviendo con esperanza y con serenidad ante las dificultades y sobre todo, con la firme decisión de ser el creador y dueño de su destino. Hablando del pueblo español, el Soberano dijo que desea vivir en paz, quiere un orden social justo, ama apasionadamente la libertad, «se siente profundamente arraigado en la familia, se enorgullece de las tradiciones históricas y culturales del lugar donde nació, de su región y de la gran patría española». Inevitables han sido las alusiones del Soberano a la tradición católica de España y a las nuevas relaciones entre Iglesia y Estado «que consagren la independencia y la autonomía de uno y otra en el ejercicio de la misión propia».

El Papa manifestó su «profunda estima y benévola cercanía a España, nunca empañada por contingencia alguna». En la panorámica española, el Pontífice ve tensión y sufrimiento, pero también esperanzas frente al porvenir. Se asocia en la mente del Pontífice la imagen de la España de rico y noble pasado con la de la «España joven, abierta, proyectada hacia un multiforme progreso, fiel a sus esencias constitutivas, pero encarnada en horizontes nuevos», que don Juan Carlos quiere representar.

Aprecio y agradecimiento sinceros le reiteró el Pontífice al Soberano por su personal intervención en los recientes y esperanzadores perfeccionamientos llevados a cabo en las relaciones entre Iglesia y Estado.

En ocasión de esta visita, monseñor Benelli había llevado ayer por la mañariaa los Reyes las, condecoraciones pontificias que lucieron durante la audiencia: la cruz de oro.

Pro Ecclesia et Pontifice, para la Reina, y el collar de la Orden Piana, el Rey al lado del Toisón de Oro.

Brindis de Leone

En una cena ofrecida por la noche a los Soberanos y su comitiva, el presidente italiano, Giovanni Leone, pronunció un brindis de viva y fraterna amistad que vincula a los pueblos italiano y español.

El presidente Leone recordó también la tradición romana y cristiana que hermana a los dos pueblos, la tradición española de Carlos III que, como napolitano le es particularmente cara. «En nuestro porvenir -dijo Leone- vemos claras perspectivas de estrecha y práctica cooperación en todos los campos, particularmente en el contexto europeo y mediterráneo.» Las alusiones a una Europa políticamente unida, abierta a todos en el respeto de las tradiciones de cada país, fueron las palabras más importantes del brindis de Leone. No faltó una alusión paralela a una política que asegure a los españoles el ejercicio efectivo de todas las libertades.

El tema de Europa había predominado también en unencuentro, más que rueda de prensa, que, el Soberano había celebrado por la tarde con los principales directores de los diarios romanos. Nunca tantas firmas cotizadas del periodismo italiano se habían dado cita. Se trató de un encuentro al margen de la visita, fuera de programa, con el compromiso de no ocuparse hoy en sus columnas. Prácticamente se trató de una rueda de prensa en la que intervino también el ministro español señor Oreja. España marcha hacia Europa, pero con calma; sobre todo en la integración económica.

Se puede decir que, entre cenas, almuerzos y recepciones, los Soberanos han saludado a las personalidades más importantes del mundo político italiano.

A la recepción del Cuerpo Diplomático acudieron los hermanos Giovanni y Umberto Agnelli, presidente y vicepresidente de la FIAT, y el director del Instituto de Reconstrucción Industrial, Giuseppe Petrilli. En la cena de anoche, en el Quirinal, estaban presentes el ex presidente de la República Giuseppe Saragat, el presidente del Senado, Amintore Fanfani, y el de la Cámara, el comunista Pietro Ingrao, varios ministros con el presidente del Gobierno, Giulio Andreotti, y personal técnico de los ministerios. Por la tarde acudió también el Soberano a la basílica de Santa María la Mayor, una de las cuatro pontificias, para asumir la dignidad de protocanónigo de la misma, que le corresponde como Rey de España.

Dialogando mano a mano con los periodistas españoles, el Soberano se demostró contento de la visita cordial, amistoso, y lamentó no haber podido ver Roma, porque había muchos policías.

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