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Arabia Saudita desea que Francia medie en el problema de Oriente Próximo

Los medios políticos franceses califican de «gran éxito diplomático» la cumbre francosaudí de Riad entre el presidente francés, señor Valery Giscard d'Estaing, y el rey Khaled, de Arabia Saudita. A propósito del tema político más importante de las entrevistas entre los dos hombres de Estado, el conflicto del Oriente Medio, el rey Khaled declaró: Francia debe participar de la conferencia de Ginebra, no sólo para sostener las tesis árabes, sino porque a Francia le incumbe la tarea de convencer a los Estados europeos, hoy partidarios de la causa palestina aunque no se atrevan a confesarlo públicamente.

A pesar del éxito diplomático, el acontecimiento que más sensibilizó a la opinión francesa en torno de este viaje, fue de orden interior. Anteayer, el señor GisCard d'Estaing, aprovechando su contacto con la colonia francesa de Arabia Saudita, se refirió al triste espectáculo que frecuentemente ofrece Francia a causa de sus divisiones y de sus rivalidades personales, añadiendo que, la sóla causa que vale la pena es la unión y la reputación de Francia.En París, tales palabras fueron interpretadas como una toma de posición del presidente en la batalla por la alcaldía de París, que, recuérdese, divide a las dos tendencias de la mayoría: giscardianos por un lado y chiraquistas del movimiento RPR por el otro. Algunos observadores bien informados no excluían ayer una reacción por parte de Giscard contra su rival, el señor Jacques Chirac. Medios oficiosos, por el contrario, advirtieron que si el presidente se pronunciase sobre la querella parisiense, lo haría en la capital francesa.

Dinero y política, separados

Al parecer, el problema de la situación política francesa también fue abordado en Riad. El ministro del Petróleo, Yamani, había denunciado semanas atrás el peligro que supondría la llegada al poder, en Francia y en Italia, de la izquierda, con los comunistas incluídos. Interrogado el rey Khaled en una rueda de prensa, sobre si sus petrodólares servirían para oponerse a dicha eventualidad, respondió: Nosotros no dudamos ni un solo instante de que Dios Todopoderoso es el mejor juez de los intereses de sus fieles. Somos una nación de creyentes y tenemos confianza en las naciones creyentes. El petróleo es un problema económico y comercial que no conviene introducir en las cuestiones políticas.Pese a su visión similar sobre el problema del Oriente Medio, Giscard y su ministro de Asuntos Exteriores, señor Guringaud, no habrían conseguido obtener precisiones -se indicó en fuentes competentes- sobre el posible estatuto de un Estado palestino, ni sobre el de Jerusalén. La ciudad santa parece que, a juicio de las autoridades de Riad, debería tener un status especial de orden espiritual.

Djibuti, otro de los temas de las conversaciones, sería ayudada cuando haya conseguido la independencia por Arabia Saudita, según declaró el monarca. Por otra parte, el rey felicitó a Francia por su actitud valiente respecto de la justa causa árabe y, en particular, por su comportamiento en el affaire Abu Daud.

Francia, en el aspecto comercial, obtuvo también la renovación de su contrato petrolero con Arabia Saudita: a lo largo de tres años importará 42 millones de toneladas de petróleo al precio actual del crudo saudí.

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