Distintas interpretaciones separan a comunistas y socialistas franceses
«Si París está en el centro de la Francia política es porque las elecciones municipales, tal como van a presentarse en la capital, influirán en las legislativas de 1978, e incluso en las presidenciales de 1981», comentaba ayer el vespertino Le Monde en un amplio análisis sobre la batalla de París. Paralelamente, aunque la mayoría ha quedado gravemente dividida durante la última semana, tampoco los comunistas y socialistas de la oposición se ponen de acuerdo entre sí sobre el significado de la escisión derechista, ni sobre la estrategia a seguir camino del primer sillón de alcalde de la historia de la ciudad.Para el señor François Mitterrand, primer secretario del Partido Socialista, Chirac se ha declarado competidor del presidente de la República. Todo lo demás -dijo sobra y nadie debe llamarse a engaño.
En este sentido, según el análisis del líder socialista, Chirac- sirve a la izquierda. Por otra parte, es falso interpretar su decisión como un desafío a la coalición socialista-comunista, tal como lo pretende el antiguo primer ministro de Giscard d'Estaing. Para que esto fuese cierto -sostiene Mitterrand- tenía que habernos desafiado en una ciudad en la que nosotros fuésemos mayoritarios y no en París, en donde somos minoritarios. La lucha en el seno de la mayoría, a causa de la alcaldía de la capital, es el factor que pudiera forzar el adelanto de las elecciones legislativas, a juicio del líder socialista.
Chirac, episodio menor
El señor Georges Marchais, secretario general del PC francés, no concede la misma importancia a la candidatura del señor Chirac y estima que se trata de un episodio totalmente secundario y formal Chirac -apunta- no se opone ni a la mayoría ni a Giscard. En resumen: ayer socialistas y comunistas hacían observar que, en efecto, los intereses y objetivos últimos de Giscard y Chirac son los mismos, pero los socialistas, como muchos expertos, concedían a las ilusiones entre las dos tendencias de la derecha mucha más importancia que el PCI de cara a las próximas jornadas electorales.Entretanto, el valor político de París es muy distinto para la izquierda que para la mayoría, incluidos los gaullistas. Ni socialistas ni comunistas, que se saben minoritarios en la ciudad -puesto que el cinturón obrero está separado del París estrictamente residencial-, cuentan con posibilidades importantes de ganar. Se explica así la declaración efectuada ayer por el .señor Claude Estier, portavoz del Partido Socialista. «Chirac -explicó- ha hecho de París un campo de batalla política de amplitud nacional. En cambio, para nosotros se trata sólo de la gestión de la ciudad».
Esa «batalla de amplitud nacional» es la que explica también la tempestad de amenazas y agresiones verbales que se está apoderando de chiraquianos y giscardianos, y con ellas las escisiones más graves que se registran en la derecha francesa desde hace muchos años.
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