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Importante iniciativa política de Giscard d´Estaing en Arabia Saudita

A bordo del avión supersónico Concorde, el presidente francés, Valery Giscard d'Estaing llegó ayer a Riad, capital de Arabia Saudita. Durante los tres días de esta visita oficial al país banquero del mundo, el señor Giscard d'Estaing y el rey saudita, Khaled, abordarán algunos proyectos comunes de orden económico, pero el menú político será importante, según fuentes presidenciales francesas. La paz en el Oriente Próximo, la Conferencia Norte-Sur y la situación en el mar Rojo, con vistas a la independencia de Djibuti, destacan entre los temas del diálogo.

Arabia Saudita es el segundo productor mundial de petróleo. Sus excedentes anuales, en petrodólares, alcanzan los 20.000 millones. Sus reservas petrolíferas se calculan en 30.000 millones ole toneladas. Respecto a Francia, que es su segundo comprador, después de Japón, la balanza comercial le resulta favorable en 14.000 millones de francos.Estos datos, que han hecho de Arabia Saudita el gendarme del Oriente Próximo, de la mano de su aliado privilegiado, Estados Unidos, orientarán las conversaciones franco -sauditas, que en esta capital se esperan positivas gracias a la política proárabe que inauguró espectacularmente el general Charles de Gaulle y que han ratificado su sucesores. Ayer, el ministro saudita del Petróleo, el cheik Yamani, en unas declaraciones a la TV francesa, ilustró el poderío de su país afirmando que el arma política del petróleo podrá durar hasta finales de siglo.

No a los comunistas

Este papel político de los sauditas se manifestó últimamente por medio de dos iniciativas de importancia: la celebración de una conferencia, en Riad, que puso fin al conflicto libanés, y la oposición de Yamani a que la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo) aumentara en un 10 % el precio de los crudos.Su influencia no se limita al Oriente Próximo. El Osado mes de diciembre, en unas declaraciones al semanario alemán Der Spiegel, el. ya aludido ministro del Petróleo, tras inquietarse porque en los países occidentales no hay una dirección política eficaz, advirtió que Arabia Saudita no quiere un régimen comunista, ni en Francia, ni en Italia. Por eso, en esta capital se anotaba ayer que la política interior francesa también sería un terna de conversación en Riad.

En el aspecto económico, ambos países renovarán el contrato de petróleo firmado en 1973, que preveía -la venta a Francia de veintisiete millones de toneladas de crudos en tres años. Entre los proyectos económicos figura el establecimiento de una industria árabe de armamento en Egipto, financiada por Arabia Saudita,' de la que participaría Francia. El rey Khaled quiere que su país sea el primer productor mundial de agua potable y, para ello, podría también asociar a los franceses.

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