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Los vecinos deberán pagar la liquidación si quieren las escrituras

Cien cooperativistas de la Cooperativa Cristo del Humilladero han terminado de pagar ya las letras de sus pisos, pero para conseguir las escrituras tienen que abonar unas liquidaciones que no son la misma cantidad para cada comprador. Ante esta situación, los cooperativistas piden que se celebre una junta general, cosa que no ocurre desde 1973, para aclarar los motivos de la diferencia existente en las liquidaciones.El pasado jueves, unas cincuenta mujeres pertenecientes a la Cooperativa Cristo del Humilladero, se personaron en la sede de la cooperativa sindical con el propósito de ser recibidas por el presidente de ésta, Lucio Paramio. Este recibió a una comisión de cinco mujeres con las que conversó por espacio de dos horas acerca de los problemas que tiene planteados dicha cooperativa, entre ellos, dos que destacan por su especial importancia: la celebración de junta general extraordinaria, que no se realiza desde hace tres años, con la revisión de los cargos directivos y presentación de las cuentas, requisito éste que bastantes cooperativistas consideran imprescindible para finalizar la liquidación. Una de las integrantes de la comisión abandonó la sala donde se celebraba la reunión tras manifestar que la Obra Sindical les estaba engañando.

Tras la entrevista, la comisión manifestó a EL PAIS los términos en que se desarrolló. Según aquélla, se les comunicó que el hecho de que no se hubiera celebrado junta en el plazo de tres años, no era problema de la Obra Sindical, que no es atribución suya convocarla ni puede obligar al presidente a presentar cuentas. Para ello deberán recurrir al juzgado, ya que su misión se limita al asesoramiento.

Lucio Paramio aludió a la honradez del señor Mancera, presidente de la cooperativa, de la que no podía dudar y advirtió que nada ocurriría si no se pagaban las letras a la financiera, pero no así la liquidación, ya que es requisito imprescindible para recibir las escrituras. Sobre la comprobación de las cuentas no tenía inconveniente, siempre que se hiciera de modo individual, pero no en una asamblea de cooperativistas. Aconsejó que aquellos que ya tienen solucionado el problema no se preocuparán de lo demás, lo que, a juicio de una de las asistentes, no dice nada en favor del sistema cooperativista. Refiriéndose a los miembros que recientemente abandonaron la cooperativa Dehesa de la Villa, les dijo que fue por propia voluntad y no expulsados. Sobre el problema de las letras, no se ha determinado si están en poder de la financiera o del señor Mancera, y les manifestó que era una cosa ordinaria que no debía preocuparles.

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