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La Copa Intercontinental está triste

La Copa Intercontinental ha renacido de sus cenizas o, si se quiere un símil taurino, ha sido levantada por el puntillero, el propio Bayern de Munich, que cedió con su negativa la primera ocasión que tuvo de representar el fútbol europeo, traspasando la representación al Atlético de Madrid, que la aprovechó plenamente y no repitiendo la suerte en la segunda que tuvo por lo cual la Copa Intercontinental que correspondía a 1975 no se jugó. Ni siquiera se acudió al expediente de llamar al finalista, porque éste, que era el Leeds, salió de la final del Parque de los Príncipes, por obra y gracia de la agresividad de sus «fans», sancionado por la UEFA. Una competición tan conflictiva requiere cada año no poca diplomacia para llevarla a término, después de las batallas (todas en suelo americano y para mayor exactitud, argentino) de 1967 entre el Racing de Buenos Aires y el Celtic de Glasgow y la de 1969, más dura aún, entre los Estudiantes del Plata y el Milán.El Ajax sólo en el segundo de sus tres títulos de la Copa de Europa se decidió a someterse a la prueba ganando la Copa Intercontinental en 1972 frente al Independiente, pero en su primera Copa inició el camino de las sustituciones y la cedió al Panathinaikos y en la tercera, a la Juventus de Turín. El primero perdió con el Nacional de Montevideo a doble partido y el último ante el Independiente a partido único en Italia. El Bayern no se ha puesto a tiro sino en su tercera oportunidad, jugando el prirner partido en casa y viajando a Belo Horizonte, es decir, lejos de los peligrosos precedentes platenses.

La Copa Intercontinental en teoría supondría un título superlativo. Se enfrentan los campeones de las dos entidades geográficas en donde se juega el mejor fútbol del mundo y que ha copado todos los títulos mundiales desde 1930. Las eliminatoriasson impecables tanto en Europa como en Sudamérica y se deciden por perfecto sistema copero. La final, para los mejores a doble partido. Y sin embargo, el resultado de la Copa Intercontinental se recibe como el de un partido de menor relieve del que tiene en nuestro continente la final de la Copa de Europa. Aquí ganó una final de este carácter el Atlético de Madrid, por carambola de sustitución y se recibió y celebró con decoro moderado, tal y como hubiese ganado el Trofeo Carranza o así. Cuando la logró el Real Madrid en 1960 hubo más bullicio en torno porque era la primera y aún se especulaba con el apelativo de la «final mundial» 2, y estaba el club blanco en la famosa racha lombística. Los incidentes, las desganas de Ajax y Bayern y sobre todo el que la FIFA dejase el título en mero «intercontinental» para no ofender al fútbol de Uganda entre otros, o para recalcar que el término «mundial» de fútbol sólo ella lo maneja, han determinado la minusvalidez relativa de esta competición.

Y si se miran las cosas, que la competición es representativa lo dice que a lo largo de diecisiete años (y dieciséis finales) hay ocho triunfos, europeos y otros ocho sudamericanos. Real Madrid, Inter Milán (2) Milán, Feyenoord, Atlético de Madrid, Ajax y Bayern frente a Peñarol (2) Santos (2), Racing de Buenos Aires, Estudiantes del Plata. Nacional e Independiente. Si se miran las Copas del Mundo, cinco han ganado los americanos: Uruguay (2) y Brasil (3) y otras cinco los europeos: Italia (2), Alemania (2) e Inglaterra. La Copa Intercontinental no desafina valores futbolísticos en su delicado clavecín. Y sin embargo, es como una de esas muchachas que a pesar de sus encantos y valores no tiene éxito o el éxito que merece y tienen otras de menos valor.

Hasta el Bayern, tan circunspecto, ha hecho su esfuerzo por ganarla, sintiendo que se le va acercando la forma de primavera en que su cuadro de veteranos ilustres se siente rejuvenecer y administra desde su arca los goles precisos para entre una serie de partidos precavidos en que es difícil marcarle un gol, encaminarse hacia una final y ganarla, después de aburrir a todos con su ajedrez posicional que esta vez ha exportado con éxito a Brasil y que no le basta para ganar la Bundesliga desde 1974, es decir, desde que culminaron sus éxitos europeos a base de maestría y de esfuerzo dosificado bajo la batuta de Beckenbauer, gran batuta donde las haya.

Si, pero la Copa Intercontinental está triste, ¿Qué tendrá la Copa Intercontinental?

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