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Posible reestructuración del Gobierno portugués

Los rumores acerca de una próxima reestructuración del Gobierno Soares, vuelven a circular con insistencia en Lisboa en este principio de semana, sobre todo, a raíz de la dimisión del ministro de la Industria y Tecnología, Walter Rosa.Al comunicar la aceptación de esta dimisión, el gabinete del primer ministro precisa que la renuncia fue motivada exclusivamente por cuestiones de orden personal. De hecho, en el origen del retiro de Walter Rosa, ha influido la noticia de la detención de su hijo, comerciante en el norte del país, acusado de haber participado en unos atracos contra agencias bancarias de la región. La prensa es unánime en saludar la valiente actitud del ministro, cuya permanencia en un departamento tan difícil desde los tiempos del sexto Gobierno provisional no provocó nunca mayores reparos.

Con este problema en el Ministerio de Industria, ya son dos los sectores de los más importantes en estos tiempos, los que se encuentran sin titular. Antonio Barreto, ministro del Comercio, acumula también las funciones de la cartera de Agricultura y de Pesca desde la dimisión, en noviembre, de Lopes Cardoso.

El gabinete Mario Soares se encuentra así disminuido, en el momento en que se te plantean grandes y urgentes tareas.

Al respecto, en su mensaje de año nuevo, el presidente Ramalho Eanes ha formulado advertencias, que son también exigencias, recordando que los órganos de poder ( ... ) deben cumplir rápidamente sus misiones. Invitando a una reflexión sobre el funcionamiento de estos órganos, el jefe de Estado ha insistido en que se deben hacer los reajustes necesarios para dotarlos de la operacionalidad, eficiencia y rapidez que la situación exige.

Tal necesidad no es negada en los propios círculos del Gobierno y del Partido Socialista, pero atenderla parece difícil, teniendo en cuenta el aislamiento del Gobierno en materia económica, evidenciada por el debate parlamentario sobre el presupuesto.

Ramalho Eanes afirmó que los obstáculos y presiones de grupos o partidos no deben constituir una excusa, pero Marío Soares sabe, por experiencia, que estas presiones pueden malograr las mejores intenciones en relación con la operatividad exigida. Contrariando los vaticinios de muchos observadores nacionales y extranjeros, que insinuaban que los tecnócratas del PSD podrían constituir un valioso refuerzo para el equipo económico del Gobierno, Sa Carneiro parece haber empeñado decididamente a su partido en la oposición frontal al gabinete, descartando, por táctica o por despecho, toda eventualidad de cooperación.

A la derecha, el CDS se ha mostrado más comprensivo y dialogante, pero su apoyo no podrá ser más que eventual, destinado sobre todo a reforzar la posición negociadora de los socialistas frente a los comunistas, al no dejar la existencia del actual Gobierno a merced exclusiva del apoyo de los diputados del PC.

Por su parte, Alvaro Cunhal, en el discurso pronunciado en la fiesta de año nuevo de su partido en Peniche, ha anunciado claramente que los comunistas, si bien no están interesados en agravar la crisis del Gobierno, tampoco renuncian a la crítica de su acción: y ésta es severa, trátese de la política social, financiera, internacional, o de la reforma agraria.

La proximidad -para fin de este mes- del congreso de los sindicatos, que va a decidir el futuro de la central sindical portuguesa, no dejará de hacer subir las apuestas en el campo social. La consolidación y reestructuración de los departamentos económicos va a ser la tarea dominante del Gobierno Soares en las próximas semanas, con el único alivio del regalo de fin de año, constituido por la concesión de un crédito de 300 millones de dólares por parte de los Estados Unidos.

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