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El pacto sindical

A la derecha española le preocupa la grave situación económica del país. A la izquierda también. A la derecha le preocupan las elecciones. A la izquierda, también. La derecha dice que es necesaria una negociación económica entre la Oposición y el Gobierno Suárez y añade, que de no ser posible o viable, las elecciones deben adelantarse. Dicho de otra forma: la derecha española está dispuesta a que la Oposición cuente con un par de meses más para prepararse de cara a las elecciones a cambio de una negociación y un pacto económico entre la Oposición y el Gobierno.La izquierda quiere salvar la situación económica española pero, resulta evidente, no acepta imposiciones, pues si por algo está es por el logro de las libertades políticas y sindicales. La derecha tiene su fórmula. Se trata de un pacto político que sirva para «llevar la conflictividad laboral a sus justos límites». Y para intentar convencer acude a la clásica invocación de que «España está por encima de todo y de todos».

Personalmente soy partidario de la negociación entre el Gobierno y la Oposición. Pero me siento obligado a recordar a la derecha que tal negociación no es cosa exclusiva de los partidos políticos. Comprendo que el hecho de que lo sindical sea cosa de izquierdas, es el motivo por el que la derecha española olvida a los sindicatos a la hora de determinar quiénes han de ser los interlocutores de la negociación Gobierno-Oposición. Posiblemente por ello la derecha habla de pacto político con olvido del pacto sindical.

Lo que ya me parece menos explicable es que la derecha financiera e industrial, sobre todo ésta, que coexiste con la oposición sindical en fábricas y talleres, olvide a los sindicatos cuando sale del recinto de sus empresas. Lo cierto, sin embargo, es que la grave situación económica del país, siendo así que este es un país capitalista, atañe fundamentalmente a los sindicatos obreros, aunque también sea tema de los partidos políticos. Tal vez (quisiera equivocarme) lo que sucede es que la derecha, crecida por los resultados del referéndum del 15 de diciembre, considera que el Gobierno Suárez tiene autoridad para negociar desde una cierta posición de fuerza, y piensa que ya se encargarán los partidos obreros de dar las oportunas órdenes a los sindicatos. Grave error sería tal pretensión.

El comentarista, que no ignora ni menosprecia la inteligencia de la derecha, piensa que tal vez ésta entiende más fácil y viable una negociación con los partidos políticos, por aquello de que a estos les preocupan las elecciones al Congreso y al Senado, que con los sindicatos obreros. Negociar con éstos, hoy por hoy, significa el previo reconocimiento de la libertad sindical, que, como es sabido, es una libertad para uso de los trabajadores. Dicho de otro modo: el Gobierno Suárez, para negociar con los sindicatos obreros, lo primero que tendría que hacer es, en uso de la fortaleza que le ha dado el referéndum. retirar de las Cortes el proyecto de ley de Asociaciones Sindicales. y ratificar (para cumplirlo, claro está) los convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo. Alternativamente podría transformar ese proyecto, previo pacto con la oposición sindical. en un texto democrático.

Bien está que la derecha recuerde a la izquierda española (partidos y sindicatos) sus responsabilidades. Pero, pienso yo, sería correcto que también recordara sus responsabilidades al Gobierno Suárez. Llegados aquí yo me atrevo a preguntar si no será la falta de libertad sindical lo que está agravando la crisis de la economía.

A la derecha española hay que recordarle que si la economía del país no puede esperar hasta las elecciones de mayo-junio tampoco puede esperar hasta entonces la libertad sindical. Si el enfrentamiento económico no admite demora, la libertad sindical tampoco. Una negociación entre el Gobierno y la Oposición pasa, por necesidad, por un pacto sindical.

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