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El Rayo, un extraño en su campo

Por primera vez en su historia, Vallecas rondó el lleno absoluto. Tuvo que ser el Jaén, o quizá la morbosidad de la gente que se esperaba un encuentro bronco con los precedentes de la batalla con que finalizó el encuentro del trofeo Vallecas entre los mismos equipos, el que diera al partido del domingo la máxima expectación en lo que va de Liga. Al final, el encuentro defraudó y aburrió. Los millares de seguidores jienenses que llenaron el campo vallecano hicieron de éste un terreno extraño para el Rayo. El Jaén además, con furia y fuerza, atacó desde los primeros momentos y se comprobó el porqué de su justa clasificación en razón de sus virtudes raciales. El partido en sí, fue malo. La técnica desapareció para dar paso a los patadones y a las carreras en pos del balón en vez de ir éste a los jugadores. Especialmente, la segunda parte fue un ir y venir de jugadores en busca de una pelota incontrolada que corría endemoniadamente por el campo de Vallecas.El Rayo se descontroló con el juego ambicioso, duro y fuerte del Jaén. En estos primeros lances, la técnica madrileña a punto estuvo de decidir el partido, pero Alvarito por dos veces y González, con excesiva lentitud, malograron las claras ocasiones, una especialmente, a los doce minutos por parte del extremo que a puerta vacía se entretuvo y la defensa contraria pudo despejar a córner.

Por su parte, el Jaén a pesar de que nunca se dejó dominar e incordió por el área del Rayo no creó un peligro real, debido en gran parte a la extraordinaria labor de Uceda, jugador que siempre cumplió con seguridad y eficacia. El club andaluz con sus correrías y patadones logró romper el ritmo de su rival, que ya fue bastante, por que a partir de las malogradas ocasiones rayistas, Aguinaga actuó ya sin excesivos apuros.

Los madrileños perdieron un punto, porque se contagiaron del fútbol primitivo del Jaén, que recurrió a la táctica del patadón.

Al perder su terreno perdió eficacia su juego por más que Francisco en la primera parte intentara hacer jugar al equipo por los extremos.

Gustó del Jaén que ni siquiera en los últimos minutos adoptara unas mínimas preocupaciones defensivas y fue en esos momentos precisamente cuando sus jugadores, más enteros, llegaron sueltos al área rayista en busca de la victoria, pero Uceda, un coloso, ganó el punto que perdió su equipo.

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