Un sistema electoral mayoritario

Cada cuatro años se convoca a los japoneses para que elijan los 511 miembros de la Cámara de Representantes mediante un sistema de sufragio universal, por medio de escrutinio mayoritario. El país se divide en 130 circunscripciones Y cada una de ellas tiene varios escaños. siendo el total de los mismos de 511.A estas elecciones se presentan 890 candidatos. La particularidad este año es el aumento de diez escaños comparado con anteriores elecciones. Sólo veinticinco mujeres se presentan a las mismas.

Los candidatos pueden ser del mismo partido para la misma circunscripción, lo que permite que los planificadores del partido puedan ofrecer una variada gama de posibilidad al electorado sin que este tenga que pensar en otro candidato de otro partido. Es, indudablemente, una gran venta la para el Partido Liberal Democrático (PLD) y los socialistas, quienes cuentan con suficientes candidatos como para beneficiarse de este truco. A los grupos pequeños. minoritarios se les obliga a ser muy precisos en su elección de candidatos puesto que no tienen esa capacidad.Pero no es solamente este «hándicap» el que presentan estas elecciones. Por un lado el número de escaños no refleja el número de votos. Desde 1953 esta desproporción ha ido en aumento con un pequeño paréntesis en el 69. La ventaja del PLD era de casi un 11% contra una pérdida del 6.51% por parte de la oposición. Además en cada circunscripción electoral se necesita de un número distinto de votos para ser elegido y así se da el caso curioso que el electorado rural que representa un 5% del total. cuenta 137 diputados, tradicionalnente conservadores. Por ello, este año se han aumentado en diez lo escaños en un intento de corregir injusticias. Para las regiones superpobladas se ha pasado de 12 escaños a 130. Pálidas medidas para mantener el status de la misma clase dominante.

A pesar de las predicciones de que en los grandes centros urbanos el desencanto del electorado hará cambiar el espectro político actual es difícil que esto suceda. Pesa en el electorado la necesidad de un liderazgo fuerte que espante los fantasias de la recesión y la inflación El japonés medio, rabiosamente tradicional, teme los cambios.