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Queda margen al Gobierno para elaborar una buena ley electoral

Aunque los criterios aprobados por las Cortes pueden suponer distorsiones de un auténtico sistema proporcional, la fórmula votada es tan ambigua que permite concebir ciertas esperanzas de que no estén cerrados los caminos para construir un sistema electoral auténticamente democrático. Esta es la impresión obtenida por varios de los profesores que han asistido al congreso sobre técnicas electorales, celebrado en Madrid durante la presente semana.

Los profesores aludidos -Henri Lefevbre, Dieter Nohlen, Pedro de la Vega y González Casanova, junto con los señores Eseverri y Miret Magdalena, de CITEP- ofrecieron ayer una rueda de prensa como cierre de las sesiones de trabajo del congreso, en la que el tema casi único consistió en el análisis de la ley votada en Cortes.«La tarea de este congreso -explicaron- consiste en rebatir, a nivel técnico, la necesidad de correctivos para un sistema proporcional. Los mínimos votados por las Cortes pueden convertirse en un tema grave, porque no vale hablar de sistema proporcional si el efecto es el de un sistema mayoritario. Y este puede ser el caso.»

El profesor Nohlen, catedrático de la Universidad de Heildelberg, ofreció sus opiniones en torno a las posibilidades y consecuencias de la fórmula votada por las Cortes. Según sus cálculos, y teniendo en cuenta la relación población electoral-cifra de diputados, las circunscripciones pequeñas tendrán dos o tres diputados; la mayoría elegirá entre seis y diez, y una minoría de provincias grandes sobrepasará esa cifra, hasta llegar a los treinta o más que probablemente tendrán Madrid y Barcelona.

Al coincidir la circunscripción con la provincia se produce un primer correctivo natural del sistema proporcional, que consiste en el diferente tamaño de las circunscripciones de acuerdo con el diferente numero de personas que viven en cada provincia. En estas circunstancias, puede calcularse que en las pequeñas circunscripciones será necesario obtener un 17% de votos para ganar un escaño; a medida que aumenta el tamaño de la circunscripción es mayor el número de diputados que deben elegirse, por lo que baja la exigencia de votación mínima para obtener un escaño. El sistema opera hasta llegar a las circunscripciones grandes, en que un diputado podría ser elegido con el 1% de los votos en Madrid o Barcelona, por ejemplo.

Junto al correctivo natural de diferente tamaño de las circunscripciones, la fórmula aprobada por las Cortes introduce un correctivo artificial, que es la exigencia de un mínimo de votos para que un partido tenga acceso al Congreso. Este mínimo sólo puede jugar en las grandes circunscripciones. Pedir un 5% de mínimo, por ejemplo, no tiene sentido en las medianas y pequeñas, porque hasta un cierto límite de tamaño, cualquier diputado va a necesitar más de un 5 %,de votos para salir elegido.

Donde sí va a entrar en juego el mínimo del 5% -siguiendo con el mismo ejemplo- es en las circunscripciones grandes: si en Madrid basta el 1 % para tener un escaño, la exigencia del 5% eliminará cierto número de diputados, lo que puede traducirse en una eliminación de partidos.

«Las fuerzas democráticas y el Gobierno aperturista -agregó el profesor Nohlen- no deben tener la idea de imponer un mínimo nacional, porque eso significaría la guerra para las regiones. Sería terrible que a un partido regional se le exigiera, por ejemplo, el 5 % del total de votos del país para tener acceso al Congreso. Por otra parte, pienso que el 5% en España sería ahora más decisivo y desproporcional que en Alemania, porque en mi país sólo hay tres partidos y los que no están en el Parlamento obtienen votaciones inferiores al 1 %. Pero aquí hay más partidos, y con ese sistema tal vez quedaría fuera del Parlamento hasta un 20% de los votos de todo el país.»

Al margen de estos aspectos técnicos, los demás asistentes a la rueda de prensa se ocuparon de temas político-ideológicos. Hubo absoluto acuerdo en que las próximas Cortes han de tener carácter constituyente, «porque si no lo tuvieran, toda esta batalla carecería de fundamento». Es de la máxima importancia -se dijo también- que el período constituyente esté marcado por la idea del consenso: España no puede permitirse el lujo de repetir un período constituyente cada cierto tiempo, Y esto sólo puede lograrse por melo del compromiso.

Por su parte, Henri Lefevbre enfocó el tema en el sentido de que las cuestiones fundamentales son económicas; «la gestión de una gran economía moderna, en que el Estado y las instituciones juegan un papel decisivo, serán la prueba de la democracia.

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