El sistema proporcional es el que mejor garantiza la estabilidad
La representación proporcional puede ser el sistema que contribuya a la estabilización del futuro político de España y de la necesaria convivencia nacional. En cambio, el sistema mayoritario nos daría resultados totalmente opuestos, afirmó ayer el profesor alemán Dieter Nohlen, catedrático de la Universidad de Heidelberg, durante su intervención en el congreso sobre técnicas electorales que se ha celebrado en Madrid durante los tres últimos días.
Para el profesor Nohlen, la exacta proporcionalidad en la transformación de votos en escaños es la base misma de la convivencia entre las fuerzas políticas y sociales de un país. El problema de muchos sistemas electorales -y el mayoritario a una sola vuelta es el más problemático- es que los votos no tengan una traducción exacta en escaños; cuanto más exacta es la proporcionalidad, existen mayores posibilidades de convivencia y consenso nacional.Por otra parte, el sistema mayoritario produce cansancio en gran parte del electorado, que acaba traduciéndose en baja participación en las elecciones. Ese sistema asigna todos los escaños de cada circunscripción al partido que queda en primer lugar por cifra de votos; es decir, «los que ganan, ganan todo; y los que pierden, lo pierden todo», en frase de Nohlen. Así, los minoritarios de cada circunscripción tienden a no participar en sucesivas elecciones, puesto que dar un vuelco a la situación se torna muy difícil. Es el caso de Gran Bretaña.
Por el contrario, el sistema proporcional favorece la participación: los electores se sienten animados a votar, puesto que si su partido no gana, al menos tendrá alguna representación parlamentaria y podrá participar en la vida política nacional. Es el caso de Alemania, donde vota el 90 % de la población, y donde la existencia de muy pocos partidos -sólo tres- es anterior a la exigencia del mínimo del 5 % para llegar al Parlamento.
Acuerdos principales
A modo de conclusiones del congreso -que se clausuró ayer-los asistentes debatieron un trabajo elaborado por los profesores Manuel Ramírez y Pedro de Vega, donde se recogen las principales aportaciones, de los congresistas en tomo a los temas que deberían contener la normativa electoral española.En las mismas se declara que «el sufragio universal y secreto es aquel que comporta el reconocimiento de todas las libertades democráticas». Una vez abierto el proceso electoral, se hace indispensable un escrupuloso control democrático de los comicios. Eso implica la consideración del Gobierno como un poder absolutamente neutral en esas elecciones, y la previa y rápida modificación de las estructuras, cargos e instituciones que puedan poner en tela de juicio la fiabilidad de los resultados electorales.
El trabajo citado recoge la preocupación existente por la superación de la estructura electoral de obediencia ciega y apatía provocada. Ello puede lograrse con la promoción de los valores democráticos, tratando de conseguir que, frente a participar es obedecer, se imponga que participar es cuestionar, discutir y discrepar.
Se pide también el reconocimiento explícito del hecho regional y de los grupos y partidos de ámbito nacional y regional, así como, por supuesto, la igualdad de condiciones para todos los partidos políticos. Numerosos congresistas insistieron en que el reparto de restos de votos -supuesto un sistema proporcional- se realice no en el interior de una sola circunscripción provincial, sino en el ámbito más extenso de las regiones, lo que prefiguraría un camino hacia el federalismo.
Por otra parte, se produjo consenso en torno a que la mayoría de edad electoral esté situada en los dieciocho años
CIausura
El congreso se clausuró anoche, con la presencia de los profesores Aranguren y Tierno Galván. Las últimas ponencias correspondieron a los señores Martínez Cuadrado y Duverger, el primero de los cuales puso de manifiesto, entre otros datos, el descenso del porcentaje de abstenciones en la población española conforme avanza el tiempo, respecto a la participación en unas elecciones.Por su parte, el profesor Duverger defendió la necesidad de la democracia sin exclusiones -el Partido Comunista debe tener la posibilidad de participar normalmente, dijo- y asimismo afirmó que le parecía acertada la estrategia que estaba siguiendo el Gobierno, mostrando al mismo tiempo sus reservas sobre la estrategia que hasta ahora ha seguido la oposición.
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