Sólo los "gaullistas de la fe" recordaron ayer la muerte de De Gaulle
Para la gran mayoría de la opinión francesa pasó desapercibido el sexto aniversario de la muerte del general De Gaulle, fulminado el 9 de noviembre de 1970, a las siete y media de la tarde, por una crisis cardíaca en su residencia solariega de «Colombey les deux Eglises».
La mayor parte de la prensa apenas le dedicó unas líneas al recuerdo del hombre del «18 de junio» en sus páginas interiores. Sólo los gaullistas de la fe hicieron ayer alguna declaración para afirmar, como Michel Debre, que la salud de la República consiste en la vuelta a «una cierta idea de Francia», o como Pierre Lefranc que, en las columnas de Le Monde aseguró: El gaullismo, en Francia y en el mundo, ocupa un puesto privilegiado en el espíritu de los hombres.
Las ceremonias oficiales se redujeron a dos misas en Colombey: una para los compagnons (compañeros de la resistencia) y otra para el vecindario del pueblo.
En París se dijo una misa, a la que el presidente de la República, Giscard d' Estaing, envió un representante. Jacques Chirac, antiguo primer ministro de Giscard, líder del movimiento gaullista, afirmó: De Gaulle fue para mí un ejemplo. De él aprendí que la dignidad del hombre y de la nación no autorizan ningún compromiso. Según aseguró ayer el diputado de Lorena y líder de la mayoría, Servan Schreiber, recientemente se entrevistó con Chirac, que fue uno de sus enemigos preferidos. Servan Schreiber dijo que Chirac le aseguró que su política «contra» Giscard no consistiría en la «dramatización gratuita».
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