Las elecciones y el partidismo de los gobernadores

A mi regreso de una corta estancia en el extranjero, leo el artículo de don José María de Areilza Generalizar las elecciones, que recoge EL PAIS, en su Tribuna Libre, día 26 de octubre.Al hacer un análisis de las elecciones que tendrán lugar próximamente, señala una serie de premisas; la del apartado c) textualmente dice: «Resolver el problema que plantea la inequívoca filiación partidista de gran parte de los gobernadores civiles, alcalde y presidentes de Diputación. »

Propuesta tan radical, me mueve a formular Ias siguientes preguntas: ¿Cómo se puede resolver este problema?, ¿incapacitando electoralmente a quienes verdaderamente. tienen una inequívoca y nunca negada ideología?, ¿exigiéndoles que previamente a la elección nieguen o abjuren de sus convicciones? .

Muchos de los que hoy ocupamos funciones rectoras en la Administración Local, accedimos a las mismas por unos cauces representativos todavía vigentes. Anteriormente también habíamos sido promocionados democráticamente al Consejo Nacional y a las Cortes.

Pienso que los que intervengamos en estas elecciones y en las que se celebren posteriormente, siempre seremos partidistas ya que el espécimen de los tecnócratas, que ocultaban un auténtico partidismo, no existe actualmente o se encuentra notablemente capitidisminuido. La grandeza y servidumbre de un político reside en no engañar a nadie y presentarse en público con nombres y apellidos propios, a la vista de los cuales el electorado podrá optar por las opciones ideológicas que representan.

consejero nacional del Movimiento.