Hersant amplía su monopolio sobre la prensa francesa

El nuevo titán de la prensa escrita francesa, Robert Hersant, acaba de dar un nuevo paso, al anunciar la fusión de Le Figaro parisiense y Paris-Normandie, diario de Rouen.

Esta operación no es más que la primera etapa de una operación que consistirá en acaparar todo el territorio francés a base de círculos concéntricos. El pivote central será Le Figaro, que se irá extendiendo por todo el territorio fusionado con diarios regionales. Estos huevos Figaro-provincias se elaborarán gracias al sistema de transmisión por facsímil. El proyecto total lo llevará a cabo en los próximos dieciocho meses.También creará un Figaro-internacional. EI Springer francés, además de poseer en París Le Figaro y France-Soir, es dueño de once diarios de provincias. Se aseguró los meses últimos que su importe lo habla pagado gracias a la mediación de padrinos políticos de primera línea de la mayoría gubernamental, pero él, ayer, afirmó que los 44 millones de francos de Le Figaro fueron liquidados con créditos bancarios.

Empresario contra la libertad de prensa

El ciudadano Hersant se ha convertido en el hombre más odiado de la prensa francesa, por sus colegas de derechas o de izquierdas. Con un pasado nazi que se le echa a la cara, sus métodos e ideas en materia de prensa, así como el desparpajo de su comportamiento, no pleitean en su favor tampoco. Una de sus obsesiones, para hacer rentables sus empresas, consiste en la comprensión de personal. Ayer no dudó en afirmar que «si no hubiera, ni periodistas, ni linotipistas, los editores de periódicos seríamos felices». Su desprecio por la libertad de expresión no tiene límites y, con motivo del anuncio de la operación ya explicada, se reiteró sobre el particular: «Los periodistas no pueden arrogarse el derecho de expresar lo que les gusta, si está en contradicción con el objetivo perseguido por el editor. Quienes hablan de la libertad de expresión de los periodistas no tienen más que un objetivo: destruir la libertad de prensa y su pluralismo. »Hersant es diputado, pero afirmó: «Aunque soy diputado, no soy un hombre político.» En la misma conversación añadió que, en tanto que editor de prensa, «he tomado posición política, porque hay que elegir entre dos sociedades». Y en el mismo sentido concretó: «El diario Le Figaro es y será lo que ha sido siempre, es decir, un instrumento de propaganda al servicio de la mayoría.»

Uno de cada seis lectores franceses lee Hersant actualmente, aunque su intención y su convicción es que aumentarán los adeptos de una información que se prevé monolítica, a la vista de los proyectos que en parte ya serán realidad en las semanas venideras. Durante las últimas 48 horas, la tormenta de alarmas, en los medios profesionales, se acrecentó: «La Justicia apreciará», predijo el sindicato nacional de periodistas. «Objetivo inquietante», observó el cristiano La Croix. Y, según el independiente Le Quotidien de Paris, se trata de «un imperio peligroso». Cada cual, por otra parte, se queja de que el presidente Giscard hable frecuentemente del pluralismo de expresión, pero de que no levante ni un dedo ante la gestión de Hersant.