Brandt presentará su candidatura como presidente de la Internacional Socialista
¿Será Willy Brandt el próximo presidente de la Internacional Socialista? Hace escasamente cinco meses, Willy Brandt declaró en un círculo reducido que por ahora no pensaba renunciar a su cargo de presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania y aceptar algún cargo de responsabilidad en organizaciones internacionales. Entretanto, sin embargo, el ex canciller federal y premio Nobel de la Paz ha decidido presentar su candidatura al cargo de presidente de la Internacional Socialista, ya que el austríaco doctor Pittermann ya no está en condiciones de cumplir con las obligaciones que el impone el cargo por motivos de salud. Para Willy Brandt la elección como presidente de la Internacional Socialista sería, sin duda, la culminación de su larga carrera política, si bien significaría simultáneamente el abandono del escenario político alemán, ya que la presidencia de la suprema plataforma conjunta de más de cincuenta partidos socialistas de todo el mundo será incompatible con un cargo oficial o estatal en la República Federal de Alemania.El que Willy Brandt se haya decidido por fin a aceptar la candidatura se debe, en primer lugar, a que su partido ya no le necesita con tanto apremio como hace todavía pocos meses, en vísperas de las pasadas elecciones del 3 de octubre y, en segundo lugar, a que al margen del reciente congreso de los socialistas portugueses en Lisboa, ejercieron presión sobre él, ante todo, Mario Soares, el francés Mitterand, el austríaco Kreisky, el sueco Olof Palme y el español Felipe González. Puede darse por sentado que la idea que ha inspirado a socialistas de orientación tan diferente, en muchos aspectos, consiste en servirse de las reconocidas cualidades integradoras de Brandt, que en más de una ocasión ha insistido en que, aun respetando diferencias de matiz por imperativos nacionales y circunstancialmente, los socialistas han de optar también unitariamente por una postura, si no de repulsa, por lo menos escéptica, frente al comunismo marxista-leninista.
Lo que, en absoluto, significa una negativa por principio al diálogo, un diálogo «ofensivo» con observación estricta de las distancias. Es probable que Willy Brandt como presidente de la Internacional Socialista no consideraría el cargo como un merecido puesto honorífico, sino que haría todo lo posible por convertirle en el epicentro de un constante diálogo entre los principales partidos socialistas del mundo, con lo cual cumpliría la pretendida función aglutinante. Sin duda, se beneficiarían de su gestión, ante todo, aquellos partidos socialistas que por la especial situación en sus países se encuentran con serias dificultades de acción e integración. El gran prestigio personal de Brandt sería, además, garantía de que hasta los diferentes gobiernos le escuchasen con la máxima atención, con lo cual una organización informal en sí cobraría una importancia que, hasta hoy, no ha tenido, por lo menos hasta este extremo.
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