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Una norteamericana de veinte años quiere ser torera.

La Escuela Nacional Taurina ha celebrado la tercera prueba de sus alumnos con ganado de bravo y la sorpresa ha sido que entre los cuatro seleccionados de un total de cuarenta que participaron en la prueba hay una mujer, norteamericana, de veinte años. Su nombre, Honey Haskin. La señorita Haskin, que ya había llamado la atención por sus aptitudes toreras en pruebas de salón, toreó con auténtica calidad, y no desmereció de los otros tres seleccionados, que son Eduardo Cano, veinte años, de Cádiz; José Luis Ramón, dieciséis años, de Madrid, hijo de Manolo Ramón, ex banderillero y en la actualidad celador del Sanatorio de Toreros, y Juan Carlos Arranz, asimismo de dieciséis años.Los restantes participantes de la prueba no han quedado eliminados de la Escuela, sino que van a seguir cursos teóricos intensivos y varios prácticos con becerras, hasta que demuestren que están a punto para enfrentarse a vacas con edad y problemas. Los cuatro seleccionados intervendrán en la próxima prueba con vacas que se organice y la intención es prepararles a fondo para, cuando empiece la temporada, poder promocionarles, y conseguir que actúen en festejos formales, ante el público.

El plan actual, pudiéramos decir «de estudios», es enseñar a los alumnos la totalidad de las suertes. «No menos de veinte lances diferentes con el capote -nos decía el secretario de CONADETO, cooperativa en la que se encuadra la Escuela-, lo mismo con la muleta, las distintas modalidades en banderillas, brega, etcétera.» En la placita de la Feria del Campo todas las tardes se simulan lidias, con empleo del carretón, bajo la dírección del presidente de CONADETO, el banderillero Alfredo Fauró, v de Molinero, director de la Es¿uela. Asimismo se hacen ejercicios gimnásticos, los cuales están a cargo de dos profesores de educación física.

La escuela necesita ayuda, que pide, incluso mediante publicidad de pago, a todos los estamentos de la fiesta. En la actualidad cuenta ya con algunos importantes ofrecimientos y subvenciones. Por ejemplo, el director de la Obra Sindical de Cooperación, Francisco de la Cavallería, ha comunicado que ha concedido doscientas mil pesetas, para el pago de varías de las vacas que se utilizan en las pruebas. Manolo Chopera, por propia iniciativa, ha ofrecido diez becerras de su ganadería y ayuda económica, y este es un buen ejemplo, por cuanto significa Chopera en el mundillo taurino, que seguramente seguirán otros empresarios y ganaderos. El Viti ha prometido que pondrá vacas a disposición de los alumnos, para que puedan torearlas en su finca de Salamanca. El empresario del espectáculo cómico-taurino «Toros y claveles» ha manifestado a los rectores de la escuela que los puestos de la parte seria del espectáculo serán para los alumnos aventajados, a fin de que puedan placearse, y que por supuesto, les abonará todos los honorarios y gastos, en el mismo régimen que corresponde a los profesionales.

Entre los alumnos que asisten a las clases teóricas, los hay ya «pasados» de edad, pero también niños, hasta diez años. Varios que aún no habían cumplido los catorce, querían participar en la última, prueba con vacas y hubo que sujetarles, materialmente, para evitarlo. Es evidente que entre los aspirantes hay ilusión auténtica y esta es una muestra palpable de que la escuela puede ser eficaz. Y lo será, si se le presta apoyo.

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