No hay pronóstico sobre el ganador de las elecciones USA

A dos días de las elecciones presidenciales norteamericanas, los resultados de los sondeos de opinión señalan una situación de virtual equilibrio entre ambos candidatos. Los 36 puntos que Carter llegó a sacar a Ford se han venido abajo estrepitosamente, tanto, que es difícil encontrar una proyección que otorgue al candidato demócrata más allá de un punto de ventaja, porcentaje totalmente irrelevante en una estimación de millones y sometida, por tanto, a las variaciones y errores correspondientes. Tal vez porque la carrera hacia la Casa Blanca ha alcanzado ese punto en el que las previsiones se hacen ya casi imposibles, los dos grandes institutos de opinión, Harris y Gallup, han acordado no facilitar su pronóstico final sobre el ganador hasta el lunes por la tarde, es decir, horas antes de que se abran los colegios electorales.Ford y Carter, que han viajado frenéticamente en la semana que hoy acaba, dedicaron el week-end a reforzar su posición en los estados clave. Mientras el presidente domina en el medio oeste y se afianza en el oeste, Carter controla el sur. El noreste del país puede ser la llave de las elecciones del día 2, junto con California, el estado con mayor número de votos electorales y que se configura como decisivo para ambos aspirantes. Illinois y Ohio centran ahora toda la presión de Ford y Carter, ya que Nueva York se da como seguro para el aspirante demócrata, quien ha perdido, en beneficio, del actual inquilino de la Casa Blanca, gran parte de la tranquilidad que informaba sus intervenciones, en las que remacha la necesidad de que voten el mayor número posible de ciudadanos.

Pasado mañana también, junto con un presidente para cuatro años, los norteamericanos eligen a la totalidad de la Cámara de Representantes, renuevan el Senado en un tercio y cambian a catorce gobernadores estatales.

Los demócratas confían en ampliar su ventaja tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, donde su situación actual es de casi dos a uno a su favor, lo que ha supuesto para Gerald Ford un Congreso hostil. Los estrategas republicanos, por su parte, se conforman con mantener el actual número de escaños.

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