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Deportistas aparte

La DND ha dado a conocer las normas que van a regir en las elecciones de presidentes de federaciones nacionales, por un lado, y en las regionales o provinciales, por otro. En principio y quizá por la falta de costumbre, la verdad es que no están nada claras. En segundo lugar, y como nota más importante; aun mirados los porcentajes con la mejor intención, se presentan de un partidismo evidente hacia los directivos. El sufrido deportista, que tiene una pequeña representación para elegir al presidente de su regional o provincial, se diluye todavía más a nivel nacional. Resulta que llegado a ese punto, sólo pueden votar los internacionales y los olímpicos. La élite, en suma. El resto se puede guardar su licencia, porque sólo le valdrá para correr, saltar o jugar, pero bien poco para elegir a quien crea más conveniente.Se podría argüir que el sufragio universal, excesivamente complicado por las distintas características de cada federación, era imposible de realizar. De acuerdo. Pero resulta triste para los deportistas que únicamente un 20 % de los votos posibles sea para ellos. Sólo un porcentaje así puede elegir a los presidentes de las regionales o provinciales, lo cual ya es poco, Pero menos aún es que otro 20%, escogido entre los que mejor saltan, corren o juegan, puede votar a los presidentes nacionales. En ambos casos, sin embargo, los directivos de clubs -en los que, menos mal, todavía pueden estar presentes algunos deportistas más- y los de las propias federaciones provinciales o regionales, serán los que manden claramente en las votaciones con sendos porcentajes del 60 %.

Seguimos con la democracia desde el poder. Para colmo, un directivo que tenga ideas recientes y, sobre todo, con capacidad para ser votado, tampoco puede ser presidente si no ha cumplido dos años de ejercicio en alguna actividad rectora. Estamos de acuerdo en que para ser directivo se necesita una experiencia y buenas muestras de los desatinos, muchos, por su falta, ya son conocidas. Sin embargo, existen casos de personas relacionadas con el deporte cuyas dotes presidenciales podrían ser aprovechadas y sólo es cuestión que deberían decidir los votantes.

Pero no. Por lo que se ve, continúa la clara tendencia a promover candidatos que ya están en los cargos. Inmovilismo, que se llama, porque además, con las prisas que al parecer se van a dar ciertas federaciones para la celebración de las elecciones. cuando alguno de los que no están en la cuerda oficial actuaImente se haya enterado del todo de las normas, se habrá acabado el plazo de candidaturas.

Y siempre, deportistas aparte, claro.

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