Si no hay afición, no debe haber plaza

Perfecto Conde decía en crónica que publicó EL PAÍS el pasado jueves que la opinión pública de La Coruña es contraria a que se construya allí una plaza de toros. Entonces está claro lo que se debe hacer: no construir una plaza de toros.Las plazas de toros deben estar allí donde haya afición, donde guste el espectáculo, donde haga falta, en fin.

Otra cosa son los argumentos que Conde recoge en su crónica. Porque si es cierto que La Coruña tiene necesidades básicas, cuales son plazas escolares, alumbrado, pavimentaciones, etcétera, no se ve muy claro que sean los toros el único espectáculo en el que se hacen y harán inversiones que podrían dedicarse a solventar aquellos problemas. Ni una buena humorada del genial Castelao constituye crítica irrefutable.

A los coruñeses en su gran mayoría seguramente no les gusta la fiesta de los toros y la causa ha de estar en la propia fiesta de toros, la de ahora, que no tiene garra para interesarles. Años atrás hubo plaza en La Coruña y hubo afición, y una y otra se dejaron perder por quienes más interesados debían estar en mantenerla.

Las nuevas generaciones coruñesas -seguimos con la mencionada crónica- no quieren saber nada de toros ni de plazas, pero no puede adjetivarse «afortunadamente», como escribe un lector a La Voz de Galicia, sin razonar el porqué de esa fortuna. Los toros no son una rémora para la cultura, como alguien ha señalado por ahí -y quizá en esa línea esté el aludido lector-. Afirmaciones de este tipo sólo pueden hacerlas quienes no han comprendido ni los toros ni la cultura.

Pero la más curiosa de las argumentaciones es aquella en que se dice que «la afición taurina de Galicia está perfectamente cubierta en el ya exagerado espacio televisivo que se dedica a las corridas» ¿Qué espacio este, si se puede saber?