Soluciones urgentes para el Metro
El Metro de Madrid es hoy noticia por doble motivo: la conmemoración del sesenta y siete aniversario de su inauguración por Alfonso XIII y el accidente ocurrido ayer en la estación de Serrano, en el que, afortunadamente, no se produjeron daños humanos irreparables. Ambos hechos propician unas breves consideraciones. La instalación del ferrocarril metropolitano en Madrid fue una saludable decisión de evidente interés público. El Metro es hoy, en la capital de España, el medio colectivo de transporte más utilizado por los madrileños. La explotación de las líneas quedó a cargo de una empresa privada, mientras que el Estado asumía la responsabilidad de realizar y costear las correspondientes obras de infraestructura. Al tiempo, el Estado imponía a la compañía explotadora unos límites políticos a los de los billetes, considerando el servicio público de que se trataba.Esta clara contradicción entre los planteamientos políticos de un servicio comunitario y las aspiraciones lícitas de negocio de la empresa privada está incidiendo gravemente, sobre todo en los últimos tiempos, en la eficacia y seguridad exigibles a este medio colectivo de transporte. Y las consecuencias las paga, como siempre, el usuario, en este caso el pueblo de Madrid.
Desde hace años, la Compañía Metropolitano de Madrid, SA, justifica la escasa renovación de sus equipos en la imposibilidad material de realizar mejoras con los actuales precios que paga el usuario. Ahora mismo hay más de diez kilómetros de nuevas líneas, con casi todas las obras de infraestructura finalizadas, que no se ponen en funcionamiento por la falta de medios de la compañía.
De forma paralela, el Ayuntamiento de Madrid viene solicitando, desde hace tiempo, una solución política al asunto, consciente de que la ausencia de inversiones de la compañía explotadora en el Metro deteriora gravemente su eficacia, y, lo que es aún más importante, su seguridad, además de responder escasamente a las exigencias que una ciudad tan congestionada como Madrid hacea su medio de transporte colectivo más popular.
En un reciente consejo de administracíón de la Compañía Metropolitano de Madrid, SA, se aceptó como buena la teoría de la nacionalización o municipalización del Metro como salida más idónea al actual atolladero. Es lógico entender que en asunto tan delicado, la Administración, que es la que tiene que decidir, estudie con minuciosidad y sin apresuramientos todos los aspectos de la operación.
El problema no es de ahora, sin embargo. Y la solución es cada día más urgente. No dudo de que el principal objetivo dé la compañía explotadora sea el mantenimiento de todos los equipos en perfectas condiciones de seguridad, pero la repetición en los últimos tiempos .de accidentes en el Metro de Madrid hace pensar que algo tendrá que ver la imposibilidad de nuevas, inversiones en la renovación del material y el natural desgaste fue el tiempo produce en todo equipo mecánico, sobre todo, si está sometido a tan duro y constante trabajo.
Por todas estas razones, urge solucionar el problema del Metro en Madrid. Los nuevos barrios surgidos en la alocada expansión de esta ciudad esperan idéntico trato que aquellos otros que ya disponen de este servicio. Y, sobre todo, la seguridad de los madrileños que usan este medio de transporte exige una pronta decisión sobre el tema.
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