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Reportaje:

El Metro de Madrid cumple 67 años

El Metro de Madrid cumplió ayer sesenta y siete años de vida. La efemérides fue conmemorada con la inauguración de Expometro, una sala de exposiciones instalada sobre 300 metros cuadrados de andén, en la estación de Retiro, en la línea 11 de la red. Mientras tanto, el principal medio de transporté con que cuenta la ciudad sigue teniendo sus problemas derivados de su necesidad de expansión, que parece que no se resolverán antes de que la nacionalización o municipalización de este medio de transporte sea una realidad.

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Soluciones urgentes para el Metro

El 19 de octubre de 1919, el rey Alfonso XIII inauguraba el primer tramo de la primera línea del Ferrocarril Metropolitano de Madrid, con asistencia de las personalidades y Corte de aquel tiempo. El tramo inaugurado incluía tres kilómetros y medio de trayecto, desde Sol hasta Cuatro Caminos, y constaba de ocho estaciones: Sol, Red de San Luis -hoy José Antonio-, Hospicio -hoy Tribunal-, Bilbao, Chamberí -ya desaparecida-, Martínez Campos -hoy Iglesia-, Ríos Rosas y Cuatro Caminos. Su puesta en servicio para el público se produjo el día 31 de este mismo mes, aunque, en principio, su utilización era únicamente en trayectos directos desde Sol hasta Cuatro Caminos o viceversa.Actualmente, la red del Metropolitano de Madrid consta de 92 estaciones, sin contar entre ellas las del Suburbano de Carabanchel, en una longitud total de 55 kilómetros, repartidos entre las seis líneas en funcionamiento hoy.

Pero el Metro de Madrid, a diferencia de los existentes en otras capitales europeas y americanas, es un servicio que depende de una empresa privada, por lo que su explotación comercial se basa en la necesidad imperiosa de obtener unos beneficios económicos y no únicamente de ofrecer un servicio público de primera magnitud para una ciudad de las características de la capital de España. Incluso el Metro de Barcelona depende, en cuanto a su explotación, de una empresa municipal.

La primera dificultad con que tropieza el Metro madrileño, consecuencia de su dependencia de la empresa privada, es el de la expansión de sus líneas: la empresa privada no dispone del dinero suficiente como para acometer las costosas obras de infraestructura y super-estructura que trae consigo cualquier intento de expansión. Pero no es éste el único problema.

Coordinación de transportes

Por mucho que el Metro es el medio de transporte más importante de los que pueden existir en una ciudad, no es el único. Y Madrid sufre las consecuencias de que el Metro funcione con absoluta independencia de los restantes. Mientras se trata de coordinar una política de transportes para la ciudad, por medio de los autobuses, el ferrocarril subterráneo campa por sus fueros, sin que nunca lleguen a ponerse de acuerdo las autoridades responsables de uno y otro medio de transporte. Y de esta forma, se puede ver claramente cómo por donde pasa una línea de Metro bajo tierra hay una o dos de autobuses. Esto no sería malo si la cobertura de transporte urbano en otros puntos de la ciudad fuera la idónea. Pero no es así.La única solución que parece ser la idónea es el que todo el transporte público de Madrid se coordine bajo una misma dirección, de la misma forma que ocurre en el resto de las ciudades europeas. Esta explotación conjunta traería, además, como consecuencia, la posibilidad de unas mayores facilidades para el viajero potencial. En París, por ejemplo, los posibles viajeros de los transportes colectivos gozan de la llamada, Carta Naranja que, en función del número de viajes que realicen, les ofrece un sustancial descuento en su importe; algo parecido a lo que, se ha hecho ya con el bono-bus, por lo que respecta a la EMT, pero incluyendo en él el Metro.

Accidentes

Mientras la municipalización o nacionalización del Metro de Madrid llega a ser una realidad, a través de la comisión interministerial creada al efecto, que cuenta con el visto bueno del consejo de administración de la Compañía Metropolitano de Madrid, este transporte urbano viene sufriendo las consecuencias de la vejez del material empleado, lo que viene a producir los casi incontables accidentes que padece el Metro y las ya consabidas interrupciones del servicio en este o aquel tramo.Pero esto no es impedimento para que la Compañía Metropolitano de Madrid solicite, casi constantemente, un incremento en sus tarifas, solicitudes siempre basadas en el constante aumento de los costes de explotación. Esto viene a gravar cada día las débiles economías de sus viajeros, porque, mientras que la red de transportes de Madrid no se vea potenciada al máximo, prácticamente los únicos que la utilizan son los que no tienen otro medio de transporte, es decir, los económicamente débiles.

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