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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Seis personajes en busca de su autor

Silva, Licinio, Rodó, Thomas, don Gonzalo y Cruz. Seis personajes en busca de su autor.-Seis personajes. Se le olvida a usted Fraga -me dice el parado.

-Fraga se merece una crónica aparte. Fraga siempre se merece una crónica aparte.

E incluso una biografía como la que le ha escrito Octavio Cabezas. Y a la que ahora le falta un capítulo: el de la Santa Alianza. A Silva parece que se le ha desatado la locura de amor por la democracia. Silva Muñoz, con corbata de lunares, ya que no le dejan ser de la democracia cristiana europea, Va a ser del capitalismo cristiano. Don Licinio de la Fuente, también con corbata alegre, ha firmado asimismo lo de Alianza Popular. Dicen que tenía prisa por irse al cine, corno hizo cuando su dimisión en el Ministerio. Después de cada rasgo histórico, don Licinio se ve un programa doble.

López Rodó sigue usando chaqueta de dos botones y sólo se abrocha uno, como en los buenos tiempos del dandismo católico, cuando la tecnocracia iba y venía, fragante, entre Carrero y Escrivá, desaparecidos ambos casi al mismo tiempo y de modo subitáneo. Thomas de Carranza, corbata de rayas y chaqueta cruzada, usa solapas demasiado estrechas para lo que se lleva, y en esto puede darle lecciones Silva Muñoz. Un señor que no está al día en solapas, mal puede estarlo en democracia. Fernández de la Mora viste de cualquier manera, como Einstein y como Heidegger, como las grandes cabezas de todos los tiempos. El cuello de la camisa se le vuelve para arriba en las puntas. Su torpe aliño indumentario carece de la gracia machadiana, porque Machado cobraba de un Ministerio pobre, Instrucción, y Fernández de la Mora siempre ha cobrado de Ministerios elegantes.

Don Cruz, en fin, se peina como Alan Ladd y se abrocha los tres botones, y es el que se hace el nudo más gordo en la corbata. Un nudo-corazón (don Cruz es todo corazón) que era moderno hace quince años.

No es que en su manifiesto se hayan mostrado muy avanzados, pero en su sastrería están pasadísimos. Yo creo que lo que Alianza Popular necesita urgentemente es un sastre. Fraga, que no aprendió a vestirse en una larga temporada de diplomático en Londres, es difícil que aprenda ya nunca, y menos con la gente que se ha juntado ahora.

Sólo Silva y Martínez Esteruelas acusan una cierta voluntad de estilo. Los demás visten ideológicamente a lo que salga. Un soltero como López Rodó parece vestido por una santa esposa harta, y un casado y bien casado, como don Gonzalo, va de solterón astroso y camastrón.

-¿Qué es lo que menos le gusta a usted de esa alianza? -me pregunta el parado.

-Que no tienen nada que ver entre sí.

Parecen muy homogéneos por lo reaccionarios y lo mal vestidos (para que luego digan que la derecha y la oligarquía pagan bien), pero en realidad son incompatibles unos con otros.

-Pues han repetido mucho que no les mueven ambiciones personales.

-Y me lo creo. Visten sin ninguna ambición.

-¿Prefiere usted el suéter de Camacho?

-Tiene más dignidad de clase.

Silva es de la Editorial Católica y la Biblioteca de Autores Cristianos. Don Licinio es del Movimiento y está claro que en lugar de leerse la Biblia Nácar-Colunga se va al cine. López Rodó reza a monseñor Escrivá, y Silva, a monseñor Herrera Oria. No se pondrán de acuerdo ni para rezar el Jesusito de mi vida. Thomas era de Sánchez Bella y Fernández de la Mora fue ministro con Balmes (Balmes nunca fue ministro, pero salía en los billetes de cinco pesetas). Martínez Esteruelas empezó de meritorio en la Fundación March. Y Fraga por libre, como siempre. ¿Qué pueden tener en común estos señores tan dispares?

La pastizara.

-¡Hele ahí el parado! Y no tiene novio.

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