Drut, otro campeón olímpico que pasa a profesional
La noticia ha conmocionado a la Francia deportiva. Guy Drut, el brillante campeón olímpico y recordman del mundo de 110 metros vallas, ha anunciado su retirada del atletismo amateur. En unas declaraciones tristes, con desencanto y amargura, ha dicho que no podría seguir en activo hasta los próximos Campeonatos de Europa de Praga, dentro de dos años y, menos aún, hasta Moscú, en 1980. No soporta su situación deportiva y para solucionar su futuro, se pasa a profesional. Con él desaparece uno de los atletas de técnica más depurada que haya dado jamás el atletismo europeo, pues el hecho de comercializar a partir de ahora sus maravillosas aptitudes, entrará más en el capitulo del circo que en otro cualquiera.
Al margen de que la crisis actual de la Federación Francesa de Atletismo -cambio de director técnico, problemas con los entrenadores y otros más- haya influido en el tema, la verdadera razón del nuevo «affaire» Drut tiene distintas fuentes. El campeón, olímpico y recordman del mundo ha planteado el grave problema personal que representa hacer un deporte eminentemente amateur en los países occidentales. Drut, no nos engañemos, es en Francia actualmente un deportista de la categoría de un Pelé en Brasil o un Beckenbauer en Alemania Federal. Y el vallista, a sus veintiséis años, con el sacrificio que ha debido suponerle llegar hasta lo más alto de su especialidad, no se ve, ni mucho menos, compensado. Es otro campeón que abandona por ello el atletismo amateur.El mismo ha declarado que para las reuniones habituales que se hacen por el mundo, los atletas importantes son contratados con unas cifras que oscilan entre los 700 y los 3.000 dólares, es decir, aproximadamente entre las 50.000 y 200.000 pesetas. El, sin embargo, lo máximo que ha llegado a ganar ha sido menos de 100.000. Las cantidades, como se ve, no son nada despreciables. No es extraño, por ello, que los déficits de los organizadores suelan abundar. La última reunión «monstruo» organizada esta temporada en Europa, la que se celebró en el Estadio Jean Bouin de París, a cargo del Stade Francais, tuvo unos gastos de casi 300.000 francos, es decir, unos cuatro millones y medio de pesetas. Realmente pocas economías pueden resistir algo así.
Otro atleta circense
Drut, convencido de que con las ganancias de esas reuniones y hasta con las primas aceptadas en principio por el COI para la preparación olímpica, no puede vivir al ritmo adecuado, ha aceptado la oferta de Mike O'Hara, uno de los jefes de «troupe» en el atletismo profesional. Dieciséis millones de pesetas han alejado todas las dudas de Drut sobre su permenencia en el campo amateur. Aunque la confirmación de esta noticia sea de una tristeza grande, no hace más que ahondar en el eterno tema del dinero en el deporte. Drut, cuya calidad atlética está de sobra contrastada, pasa a engrosar las filas del circo ambulante atlético montado bajo el tinglado profesional. Curiosamente, incluso, se va a encontrar como compañero de carpa al atleta que le venció en los Juegos Olímpicos de Munich y que detenta en la actualidad la mejor marca mundial con cronometaje eléctrico sobre los 110 metros vallas: Rod Milburn. El negro norteamericano, que pasó a profesional tras los juegos de la capital bávara tiene 13-24, bastante mejores, sin duda, que los 13-0 de Drut, con cronometaje manual. A ambos, ahora, el espíritu de Coubertin les causa risa.El atleta francés, por otro lado, abandonará también sus primeros contactos con el decathlon, prueba a la que se quería dedicar con especial interés cara a Moscú. Hace bien pocas semanas, sus 7.514 puntos sin contar los que podría haber obtenido sin lesionarse durante la última prueba de los 1.500 metros, dejaban entrever sus enormes posibilidades. En cuanto mejorara ligeramente en los lanzamientos, el porvenir se le presentaba espléndido.
Ahora ya es igual. El presidente de la IAAF, M. Paulen, incluso le ha prometido ayuda para que recapacite sobre su decisión. Indudablemente va a sentar un precedente difícil de soslayar en el futuro ante la repetición de otros casos parecidos. Mientras los países socialistas, protegen al atleta en todos los sentidos, salvo en el económico -hasta ahora, pues esos 40 millones repartidos en la RDA parecen desmentirlo-, en los occidentales esto queda por resolverse. Para los mejores, las compensaciones económicas no bastan. El deporte profesional que tienen al lado, empuja sus apetencias. Si es el caso de Estados Unidos, las universidades también ayudan, pero se llegan a dar casos sangrantes como el del sprinter Houston Mc Tear, al que tuvo que ayudar Muhammad Ali para mantener a sus ocho hermanos. No tenia una casa digna donde vivir.
Realmente es triste hasta dónde puede llegar el deporte, «rey» en nuestros tiempos.
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