Dos días antes del derrumbamiento se estudiaba un presupuesto para reparaciones
Mientras los heridos por el derrumbamiento del miércoles mejoran, profesores, estudiantes y personal administrativo de la Universidad Autónoma han interpuesto una querella criminal exigiendo responsabilidades. El rector puso ya el hecho en conocimiento del Juzgado de Guardia.
El pasado lunes, día 27, aproximadamente cuarenta y ocho horas antes de que se hundiera la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid, varios directores generales, autoridades del Ministerio de Educación y Ciencia y el rector de la citada Universidad, Gratiniano Nieto, mantenían una reunión en el Ministerio en la que, al parecer, se presentaba a debate un presupuesto extraordinario, que no llegaba a los cinco millones de pesetas, para emprender obras de reparación de desperfectos en los edificios del campus de Cantoblanco. La cantidad, por no ser grande, sería de trámite de aceptación inmediata.Tras una discusión e intercambio de opiniones entre los presentes, se habría concluido que lo más oportuno era retirar el citado presupuesto, para preparar otro mayor, ya que el volumen de reparaciones era mucho más cuantioso.
«Yo no sabía nada»
«Yo no tenía constancia anteriormente de que los edificios estuvieran en mal estado», manifestó a EL PAIS Gratiniano Nieto. «En la reunión del lunes en el Ministerio sólo se expusieron las necesidades de ciertas reparaciones de las terrazas, de goteras y de saneamiento de cimentación, humedades y alcantarillado, ya que cuando llueve en el campus se producen atascos.»Los problemas del subsuelo de la Autónoma han sido reiteradamente considerados a lo largo de estos años, solo seis, de existencia -fue visada por el Colegio de Arquitectos el 20 de mayo de 1970 e inaugurada en octubre del 71-. «Cuando salió el concurso-anteproyecto de construcción de la Universidad, hubo varias propuestas y, al final, se escogió la que pareció más interesante, la de los hermanos Borovio, a la que se hicieron ciertas rectificaciones. Luego se hizo un concurso público de proyecto de obra y se adjudicó a AUG, empresa nueva que nacía de la fusión de Dragados y Construcciones, Huarte y Cía. y Entrecanales y Távora.» Esto decía ayer a EL PAIS Francisco Arance, director general de Programación e Inversiones que era gerente de la Universidad Autónoma en la etapa de su construcción.
«Hay que tener en cuenta -seguía el señor Arance- que se han caído unos 40 metros cuadrados y la Autónoma tiene 210.000; y que la junta de construcciones del Ministerio levanta al año sobre un millón de metros cuadrados y este es el primer incidente.» El presidente de la junta de construcciones del Ministerio de Educación cuando se edificó la Autónoma era José Ramón de Villa.
Sospechas
A juicio de la mayor parte del cuerpo docente, el proyecto de construcción escogido era el menos satisfactorio, ya que la Universidad está emplazada en un vado y, debajo de las construcciones hay, al parecer, agua pantanosa. Precisamente hace unos meses se iniciaron gestiones con una empresa de prospección geológica e hidrológica, con la que contactó una profesora de la Universidad. A juicio de algunos, esto hubiera podido venir engendrado por ciertas sospechas, pero Gratiniano Nieto lo explica diciendo que «lo único que se hizo a este respecto fueron unos estudios geológicos para ver si había a agua en el subsuelo de la Universidad, con vistas a aprovecharla. Estos estudios no los hizo ninguna, empresa, sino el doctor Llamas, de la Facultad de Geológicas de la Complutense».Al parecer, desde un principio se observaron humedecimientos en a los sótanos y plantas bajas, con inundaciones de hasta un metro de alto y roturas de cañerías, goteras, resquebrajaduras y grietas, que empezaron a aparecer al año, aproximadamente, de estar los edificios en funcionamiento. «En el curso 1971-72, en el que fue a inaugurada la Autónoma..., aparecieron unas grietas alarmantes en el módulo de Filosofía Hispánica. Al poco tiempo fue apuntalado el muro y las vidrieras. Por aquel, tiempo, un compañero de Ciencias me comentó que se habían caído a unas escaleras de su facultad», dijo una persona de la Universidad. Aproximadamente al año siguiente, se producía una caída parcial de cristaleras en Geografía y desperfectos similares en el departamento de Teoría Económica y en la facultad de Ciencias. Se dijo entonces que la rotura de cristales era debida a que las estructuras, eran de vidrio y no podían resistir la fuerza del viento que se concentraba en el vado de Cantoblanco. Quizá esta circunstancia pudo ser prevista al construir la Universidad.
La facultad de Letras no ha sido, pues, la única en acusar errores. Sin ir más lejos, los desprendimientos del mismo martes en la quinta planta del edificio de la biblioteca central o las grietas en Derecho así parecerían asegurarlo. No obstante, el rector de la Universidad afirma: «Las aparecidas en la biblioteca o en derecho son grietas insignificantes producidas por una gotera, como pueden aparecer en su casa o en la mía.»
Avisos
Distintos departamentos de la Universidad han venido dando avisos de estos desperfectos y notificaron al rectorado que se iban solicitando reparaciones al servicio de mantenimiento, compuesto por un fontanero y dos electricistas que, con dos aparejadores estaban encargados de vigilar la Universidad. Al parecer, el rectorado habría podido ir tramitando oficios al Ministerio dando cuenta de la situación, pero el Ministerio no habría dado respuesta. En cualquier caso, los abombamientos de plantas y la separación de los peldaños de las escaleras, sobre todo en la facultad de Letras y en la biblioteca, si no eran muy alarmantes, sí producían inquietud en edificios con unos cinco años de vida. Por eso también ha extrañado que se haya justificado el grave hundimiento del miércoles aludiendo al natural deterioro de los materiales, a sobre todo cuando, al parecer, algunos técnicos encargados de ir a inspeccionar el derrumbamiento hicieron comentarios no muy favorables.Otro dato viene a abundar en los anteriores: el departamento de Biología Molecular no ha metido sus materiales, de laboratorio, muy costosos, hasta tener completa seguridad de que el edificio reúne condiciones. De ahí las indecisiones y las repetidas prórrogas para montar el Instituto de Biología Molecular. Incluso éste y el departamento han participado de unas concesiones extraordinarias de unos 120 millones de pesetas a la Universidad, de los que podrían haber recibido unas dos terceras partes. Pero el Instituto sigue sin montarse. El rector afirma que se debe a que hay unas obras sin terminar.
Tiempo récord
La explicación de por qué se derrumbó precisamente la facultad de Letras podría estar en que se construyó la última, en unos momentos de prisa para inaugurar la Universidad con el curso 71-72. Las obras generales se hicieron en un tiempo récord y se terminaron cuatro meses antes de lo previsto. Parece que el coste de las obras de Filosofía y Letras fue de unas cuatro mil pesetas metro cuadrado, precio muy barato, según los técnicos, y que sólo se explicaría por la baja calidad de los materiales empleados. Según el actual director general de Programación e Inversiones y entonces gerente de la Autónoma, Francisco Arance, el presupuesto de construcción de la Universidad estuvo entre los 1.400 y 1.500 millones de pesetas.
Cierre del edificio
La Gerencia Municipal de Urbanismo, a cuya cabeza está Valentín Barriga, ha dirigido un escrito al rector de la Universidad in Autónoma en el que ordena el cierre del edificio de la facultad de Letras en previsión de nuevos accidentes, al haberse observado vicios la en el forjado de la techumbre que se derrumbó.Por otra parte, el ministro de Educación y Ciencia parece que ha manifestado que llevará las investigaciones hasta el final. En este sentido podría interpretarse el oficio que el director general de Programación e Inversiones ha dirigido al Instituto Eduardo Torroja, de la Construcción y del Cemento, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas solicitando la aportación de un arquitecto a la comisión que se está formando para investigar las causas del derrumbamiento, comisión en la que se integrarían también el arquitecto del Ministerio y los de las tres empresas que, en su día, construyeron la Universidad.
La Universidad Autónoma siempre ha tenido muy buenas relaciones con el departamento de Educación y Ciencia. El actual ministro, como el ex titular Julio Rodríguez, el ex subsecretario Mayor Zaragoza y otros altos cargos del Ministerio, como el actual director general de Programación, proceden de Cantoblanco y muchos de ellos vivieron muy directamente la época fundacional de la Universidad. Ello puede contribuir, sin duda, a un rápido esclarecimiento de responsabilidades, en el que, según nuestras fuentes, tan interesado está Aurelio Menéndez. Según lo dispuesto en la legislación vigente, el contratista y el arquitecto de la obra son responsables de los daños hasta diez años después de su construcción.
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