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Reportaje:

Cuba, una revolución deportiva / 1

Las dos medallas de oro que Alberto Juantorena logró en la ciudad canadiense, su ofrecimiento inmediato al país, a la revolución y a su primer ministro, Fidel Castro, terminaron por popularizar de una forma absoluta el boom del deporte cubano. El que esos triunfos, además, fueran conseguidos en tan gran estadío, ante míllones de personas y sobre su gran enemigo político, Estados Unidos, aún les dio más realce.Partir de casi nada

Pero el desarrollo deportivo no es obra de poco tiempo. La gesta -que de tal se puede considerar al estilo del «milagro RDA»- comenzó casi de la nada hace más de diecisiete años. Después de su estancia en Sierra Maestra, el 7 de enero de 1959, Fidel Castro entraba con sus tropas en la capital,, La Habana. Y como principio delgran cambio que iba a producirse en el país se encontró con una situación lamentable, fruto lógico de la lucha anterior. En lo que al deporte se refiere, sin embargo, ya en un discurso pronunciado el día 14 de ese mismo mes, abordó el tema. Fidel, con poco más de los treinta años entonces, era un gran aficionado, que practicaba el baloncesto especialmente con mucha asiduidad. Pero aparte ya de su interés personal, la idea primordial al referirse inmediatamente al deporte tenía su razón fundamental.- Sabía que su fomento, como el de la educación física, iba a ser una de las panaceas para restaurar la salud física y mental de una población general sacudida por la desnutrición, el analfabetismo, las enfermedades, el paro y la corrupción de las costumbres. Cuba, como repetidas veces se ha dicho, era el burdel de América hacia los año cincuenta.

El deporte antes de la revolución, tenía dos caras claramente diferenciadas. Por un lado, no era más que una alegre diversión para unos, con clubs lujosos, casinos o hipódromos para sus apuestas y a su disposición. Por el otro, era la boca por donde se desparramaba lamiseria y se palpaba la lucha po bre de los otros. El boxeo, tan tra dicional en Cuba desde siempre', se erigía naturalmente como el mejor medio, aunque fuera a costa de salvajes esfuerzos para escapar de la indigencia. El béisbol, no menos importante por aquellas tierras, servía como deporte rey para en cauzar a las masas y hacerles olvidar sus problemas, a la par que en gordaba suculentamente el bolsillo de muchos. Por supuesto, no había lugar, según todo esto, para que se prestara atención a más de siete u ocho deportes. Hoy, en 1976, se practican en la isla más de 30. El caso de la natación, por ejemplo, es bien. elocuente. Antes de 1959 la población prácticamente vivía de espaldas al mar, por las prohibiciones, existentes en la multitud de playas reservadas a unos, pocos y también alejada de las piscinas por la imposibilidad de pagar los precios vigentes en las privadas. Aunque parezca mentira era más raro en una isla como Cuba encontrar a alguien que supiera nadar que a otro que no tuviera ni la más mínima noción. Practicar la natación yacomo deporte, resultaba casi un milagro. La situación ahora ha cambiado radicalmente. Lo que no resulta extraño es encontrar piscina y playas llenas de bañistas. Cuba aún no ha dicho ninguna palabra importante a nivel internaci6nal en el deporte acuático, pero no sería arriesgado apostar que los primeros nadadores negros de entidad, en la historia de la nata Ción, hablaran castellano en un plazo no muy largo de tiempo. Tras el atletismo, es el siguiente deporte fundamental en el que aspiran a las más altas cotas.

Cifras elocuentes

Dentro de estos planteamientos iniciales del deporte cubano de los últimos años hay algo imposible de olvidar, aunque se repita. Cuba era un país subdesarrollado y sobre esas bases tenía que partir. Así pues, para criticar o discutir un fenómeno de evolución deportiva como el suyo, no se puede hacer tan simplemente como se comentó durante los mismos Juegos Olímpicos de Montreal, al decirse que su éxito se ha basado sólo en la aplicación de los mismos métodos que la RDA. Indudablemente, es preciso ver cómo esos métodos se han acomodado a las necesidades de un país mucho más pobre, de «analfabetos deportivos», como lo calificó un dirigente propio en cierta ocasión. ¿Cómo ha sido posible la transformación y el progreso en sólo unos año0 De 1959 a 1975, es decir, en sólo dieciséis años, las cifras son del todo elocuentes. Los practicantes pasaron de 20.000 a más de 3.500.000. Exactamente, con cifras facilitadas en Móntreal por representantes cubanos, a 3.504.430, o sea a más de un tercio Zle la población total de Cuba, que en estos momentos es alrededor de nueve millones de habitantes. En 1962, tres años solamente después del triunfo de la revoluciónja población deportiva activa había pasado a 104.231 practicantes. La media del último total censado se hizo para una práctica deportiva de tres veces a la semana en el campo del deporte recreativo, pero este apartado es el- menor de esos tres millones y medi-o largos. Sólo 1.367.964. personas hacen deporte de esta forma, mientras 2.136.466, entre los que se incluye el grueso del básico deporte escolar, lo practican diariamente. Por otro lado, en el mismo período citado de dieciséis años, el presupuesto estatal dedicado a la educación fisica y el deporte se ha multiplicado por 35, mientras que si el número de estudiantes para profesores de educación física antes,de la revolución no pasaba de los 500, en la actualidad.supera los 5.000. Existen ahora un instituto de tipo nacional «Comandante Fajardo» y otros seis provinciales. Material y medios, compartidos

Nada más terminar la revolución, sin embargo, los medios eran precarios. En el campo de educadoras, en el de practicantes y, naturalmente, en el de instalaciones. Por ello la primera orden,que se dio al empezar la labor de desarrollo fue una frase que se ha hecho famosa en Cuba: «Hacer más con poco». Se pedía indudablemente un-esfuerzo innegable para alcanzar unas metas desde casi la nada. En otras palabras,fue lo que los cubanos denominaron «la utilización múltiple de los recursos existentes»- ' En principio todas las instalaciones privadas se convirtie,ron en populares. Y como -esto no era suficientese transformaron incluso en gimnasios lujosísimos casinos, viejos, pero que huelga decir no tenían que envidiar a los mejores del mundo. Ante la falta de medios, se, traza ron los planes de utilización tanto para los adultos, como para los es colares; los más viejos que llegaban al deporte en su apartado de diver sión, como los más jóvenes o los practicantes del deporte de com petición, tuvieran su tiempo y su espacio compartido. El que quería boxear, por ejemplo, tenía al borde del ring los guantes, 1 el maillot, el pantalón y hasta las botas para ha cerlo a las órdenes del correspon diente instructor. Cuando termi naba su lección'lo dejaba todo para el siguiente. Datos inequívocos de que la puesta en marcha de las actividades deportivas no suponían un esfu erzo económico excesivo, pueden ser los tomados entre 1963 y 1964. Cuando la participación en las actividades deportivas aumentó en un 103 por 100, los gastos del deporte no superaron el 8. Cualquier deportista que viajaba al extranjero lo hacía perfectamente equipado, pero al regreso debía entregarlo todo porque era del fondo común, de la colectividad nacional y otro compafiero lo iba a necesitar a continuación. Nadie protestaba por ello. Estos esfuerzos, indudablemente. realizados con una mano autoritaria detrás, pero cumplidos al fin y al cabo, fueron pilares fundamentales para el progreso impresionante del deporte de Cuba en los últimos años .

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